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Escaparate ignorado

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El extraño caso del doctor Alonso y el señor Solís

Destacado

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 Agustina de Champourcín

¿Será cuestión de biocatalizadores endógenos o una concentración plasmática de aminoácidos catecolamínicos?, preguntaba en voz alta el doctor Rafael Alonso en su cátedra de la Facultad de La Laguna al alumnado clínico del máster, absorto en su exposición sobre los mecanismos reguladores de la secreción de las hormonas peptídicas. Un espeso silencio se apoderó del aula. Nadie se atrevía a responder por miedo a equivocarse. Sí, aquel fisiólogo formado en la Complutense, doctorado por el Instituto de Tecnología de Massachusetts, USA, causaba expectación entre los jóvenes aspirantes a médicos, inocentes criaturas ignorantes de la doble vida que el catedrático llevaba cuando salía del campus. Entonces, el juramento hipocrático que explica el comportamiento orgánico del ser humano se desvanecía y el cerebro del profesor Alonso se envolvía en una abrupta sima de sueños telúricos capaces de idear la peor de las perversiones literarias.

Edgar Alan Poe, Cortázar, Borges o Robert L. Stevenson anidaban en la oscuridad del cerebro del señor Solís, un instinto intrigante medraba en su interior y le llevaba a escribir narraciones extraordinarias que revelaban el lado tenebroso de la condición humana. Los fantasmas se materializaban en los folios que garabateaba con caligrafía nerviosa, llenándolos de regueros de palabras sincopadas. Sus palabras provocaban temor en los lectores desprevenidos, que nunca imaginaron que el autor de aquellos pavorosos cuentos fuera persona tan estudiosa y entregada a la enseñanza, un ejemplar profesor de Fisiología, tranquilo y reservado, incapaz de un exabrupto, multiplemente aclamado por el claustro internacional y presidente de asociaciones científicas.

Rafael Alonso Solís durante la presentación de «PARADA DE FANTASMAS», en Madrid, el pasado 2 de febrero.

Porque “PARADA DE FANTASMAS”, el libro, que aglutina más de cincuenta años de escrituras, suscita temor en los lectores. Es el lado tenebroso de la condición de los mortales lo que el señor Solís rememora en sus relatos, alusiones a los misterios que pueblan el desván de las conciencias, las inquietudes que llenan de máscaras la imaginación de los seres humanos. Una primera etapa se podría descubrir en sus escritos. El señor Solís nos enseña sus cuentos juveniles de los años setenta en los que se expresa con la disciplina espartana del que aprende el oficio y abreva constantemente en la fantasmagoría del gran Jorge Luis, o de la ebriedad de Poe. Hay una etapa intermedia en la que glosa su experiencia periodística y fantasea con hechos espeluznantes que alterarían la conciencia incluso del ministro del Interior (de cuál no importa porque todos son inalterables), propios de la crónica de sucesos, reales como la vida misma. Para desembocar en la frescura de la madurez actual con un relato sobre la necesidad de venganza, entiéndase fisiológica, que toda persona ejecuta contra sus obsesiones, contra sus deudas existenciales del pasado, aprovechándose en este cuento de la inteligencia de los roedores y atrapando al lector en la ratonera del relato.

 

Tiene el doctor Alonso una especial habilidad para resultar invisible incluso en presencia de sus seres queridos, de sus amigos más antiguos. A veces se enmascara en sus silencios, en el lado oscuro de la intriga y permanece mudo como un plano secuencia de Hitchcock, sin que nadie sospechara que en su interior habita un extraño personaje, una doble personalidad, un Norman Bates, un ego alternativo: el señor Solís. Un intrigante ser provocador de insomnios, de terrores, de alucinaciones, de miedos en el lector incauto que se atreve a husmear en sus novelas. En fin, una descarga de adrenalina, una explosión en sangre de aminoácidos pépticos. Un problema de secreción interna, diría el catedrático. Usted se morirá de dudas si no llega hasta el final de “PARADA DE FANTASMAS”. No olvide el papel higiénico. Avisado está.

Las admiradoras le quitaban de las manos los libros al señor Solís. Algunos lectores incluso lo pagaron.

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El careto de Billy el Niño

Rafael Alonso Solís, Premio Nacional de Fisiología Antonio Gallego 2021

El canto de la raposa

España y su ciencia

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Sacramenia, piedra a piedra

07 martes Feb 2023

Posted by Ángel Aguado in Uncategorized

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Agustina de Champourcín

«Sí, sí, señor. En la fiesta de la santa son los maridos los que friegan. Nosotras nos damos unas alegrías y comemos juntas, que trabajen ellos un día, que sepan lo que consumen las tareas de la casa», dice María Jesús, vecina de Sacramenia, Segovia, mientras decora con flores la imagen de santa Águeda en la iglesia de san Martín, para sacarla de procesión el 5 de febrero. Treinta y seis sillas han dispuesto en largas mesas corridas en el Asador Garci para agasajar a las señoras en la fiesta. Santa Águeda fue una santa muy brava que se resistió al martirio de los infieles sufriendo la amputación de los pechos. Bueno, eso dicen con pudor sus seguidoras mirando sin mirar la imagen destetada de la santa, que los luce en bandeja de oro como un trofeo cinegético. Su fiesta está muy extendida por toda Castilla, parece una reivindicación femenina como aquellas protestas de los setenta en las que las hippies se liberaban del uso del sostén.

«Los Pichilines son de Peñafiel, de aquí eran Los Corrales», asegura a sus 86 años Claudio Lázaro, alcalde que fue de Sacramenia entre 1983 y 2003. Ahora don Claudio es el dueño de un taller de tractores enormes como elefantes. «Yo traje el alcantarillado, el polideportivo, el alumbrado y la restauración de la iglesia de santa Marina en 1991, que empezó presupuestada en ocho millones de pesetas y acabó en ochenta» afirma orgulloso un dicharachero don Claudio que no pierde la ocasión de pegar la hebra con un visitante y ensalzar sus éxitos. El descubrimiento de unas pinturas anteriores al siglo XV en el ábside de la ermita disparó el precio de las obras. Destaca, entre esos frescos, una notable anunciación, digna iconografía rural que emula la de Fra Angelico. Las enseña Verónica, una mujer joven y resuelta, historiadora, que gusta de mostrar su conocimiento al visitante.

Pintura mural en la iglesia de santa Marina, anterior al siglo XV.

Los Pichilines y los Corrales eran orquestinas: dulzaina, tamboril, bandurria, saxofón y cantante tenor, que amenizaban los bailes de los pueblos de la comarca. Bailes muy castos observados con escrutinio censor por las viejas del lugar, que entonces llevaban refajos, pañuelos y camisones, tal vez para prevenir el sacrificio de santa Águeda, apretones musicales en los que los forasteros proponían noviazgos a las mozas de Sacramenia. A veces, las jóvenes casaderas reclamaban el consejo del cura sobre la idoneidad conyugal de aquel mozo de otro pueblo ávido de acercamiento. «Mire usted, don Silvino, uno de Tejares me ha propuesto noviazgo, pero, sucede… es que… resulta que… ¡es cojo! —le confesó toda abrumada la Sebastiana al párroco en la ermita de san Martín—. Pero, ¿es acaso ciclista? —le preguntó el cura—. No. Pues, ¿entonces?». Sebastiana aceptó la propuesta del forastero.

El tiempo se ha detenido en la Castilla interior. Las calles de Sacramenia lucen aún la nomenclatura franquista: General Yagüe, PLAZA DEL GENERALÍSIMO FRANCO… Despoblación y abandono a pesar del empeño reproductivo de Sebastiana, que tuvo tres descendientes. Lento pero imparable declinar demográfico. 1950 fue el año de esplendor del pueblo, contaba entonces con 1500 habitantes, ahora apenas si son 358 de edad media avanzada. En la escuela agrupada, también conseguida por don Claudio, hay 28 alumnos y cinco profesoras.

Tuvo Sacramenia campañas con Almanzor (983) y un rico pasado histórico de conquistas musulmanas y reconquistas cristianas. Colinas, cereal y lana. La ermita de san Miguel, atalaya y mirador, fortaleza amurallada, panteón de tumbas antropomorfas, testigo mudo, se levanta como insignia del paso del tiempo, mil años contemplan al visitante.

Fachada del monasterio de Santa María la Real, de Sacramenia, lo que no se llevó Arthur Byne.

«Al norte, cerca de Sacramenia, se ven los restos del monasterio cisterciense fundado por Alfonso VII, y por lo tanto, uno de los primeros», recoge Dionisio Ridruejo en su guía “Castilla la Vieja, 5. Segovia”. Fue el refectorio, la sala capitular y el claustro del monasterio lo que el marchante Arthur Byne, un sinvergüenza sin escrúpulos, impostor como arquitecto sin serlo y agente de Williams Randolph Hearst, desmontó piedra a piedra y envió a Nueva York entre 1921 y 1930. Hearst, el “Citizen Kane” de Orson Welles, pagó 40.000 dólares de los de entonces al yanqui Byne por el expolio, permitido por la dictadura de Primo de Rivera. En los años veinte del siglo pasado no se apreciaba el valor histórico de los templos románicos, convertidos muchas veces en rediles donde se guardaban apretadas las ovejas churras, origen del nombre de la comarca: la Churrería. Vender aquellas ruinas era un buen negocio, pensaban los propietarios de entonces. Las piedras del monasterio de Sacramenia permanecieron tras su llegada abandonadas durante casi treinta años en una lonja del puerto de Nueva York por problemas aduaneros sin que nadie se interesara por ellas. Hearst murió en 1951 y nadie las reclamó. Byne no se aplicaba, o sólo en parte, ese proverbio que por aquellas fechas se oía entre los mayores de la Churrería: «Quitar no quitis, pero lo que sus den cogilo».

Restos de la ermita de San Miguel, en Sacramenia, lo que queda de ella. Arthur Byne llegó tarde y no pilló cacho.

Fotos de Terry Mangino

«Castillo» de Tejares, en realidad un antiguo silo de almacenamiento de cereal, lugar de donde procedían muchos pretendientes que buscaban novia en Sacramenia, con bastante éxito.
Doña María Jesús y doña Elvira aderezan la imagen de santa Águeda con lengerie Christian Lacroix.
Ábside de la iglesia de santa Marina, con pinturas murales anteriores al siglo XV.
Anunciación, pintura mural en el ábside de la iglesia de santa Marina. Antes del siglo XV.
Pintura mural en la iglesia de santa Marina, anterior al siglo XV.
Los fantasmas no abandonan nunca el nido.
Veleta de la iglesia de san Martín.
Sobre una colina se alza el «partenón» de la iglesia de san Miguel.
Tumbas antropomórficas en el ábside de la ermita de san Miguel.
Vista general de Sacramenia y la comarca de la Churrería.

Enlaces relacionados:

Rosebud

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Domingos al sol en El Retiro

16 lunes Ene 2023

Posted by Ángel Aguado in Uncategorized

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El 63 o el 64 —y aquí flaquea un poco mi memoria— mis padres me mandaron a Madrid a estudiar Derecho, y vine a esta corte y entré en la Universidad, donde me distinguí por los frecuentes novillos que hacía… Escapándome de las cátedras, ganduleaba por las calles, plazas y callejuelas, gozando en observar la vida bulliciosa de esta ingente y abigarrada capital. Mi vocación literaria se iniciaba con el prurito dramático, y si mis días se me iban en flanear por las calles, invertía parte de las noches en emborronar dramas y comedias. Frecuentaba el teatro Real y un café de la Puerta del Sol…

(Benito Pérez Galdós. Memorias de un desmemoriado)

EL RETIRO, ese parque y pulmón de la urbe por el que pasea la libertad y se mueve el amor con desparpajo, crisol de culturas y de razas, de echadores de cartas, de atletas urbanos de media milla, de artistas itinerantes, de pintores alternativos, de fotógrafos minuteros, de ilusionistas, de héroes falsos de cine, gentes venidas de todas las tierras y condiciones, la sonrisa se dibuja en la cara de los niños con el globo de Mickey Mouse y hay hombres orquesta y saxofonistas y tenores y percusionistas que un día actuaron con Iturralde o con Plácido Domingo o en la orquesta de Compay, porque soñar es gratis y cada uno se inventa su grandeza. El abrazo reconfortante, la primera cita, la primera ilusión, el traje de fiesta. El Retiro, un domingo cualquiera del mes de enero, el tímido sol calienta al paseante bajo los castaños deshojados, la alegría baila con la vida en la plaza del ángel caído, los adolescentes descubren el beso asomados al estanque. Sirenas y tritones les hacen un guiño a las gaviotas. Las hurracas, las palomas y los gorriones se disputan el pastel del niño llorón. Don Benito, en silencio, tal vez pergeña una comedia desde su atalaya de mármol.

Agustina de Champourcín


Fotos de Terry Mangino. Domingo, 15 de enero de 2023


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Nicolás Redondo, el martillo del Nervión

09 lunes Ene 2023

Posted by Ángel Aguado in Uncategorized

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Gabriel de Araceli

Muchos años después, frente al pelotón de la memoria, el teatral Alfonso Guerra había de recordar aquella tarde remota en la que Isidoro lo llevó a conocer la gloria: “En Suresnes [octubre de 1974], Felipe parecía el niño Jesús dirigiéndose a los doctores del templo”, rememoraba. Aquellos doctores que penaron el exilio perpetuo alejados de la realidad de su España republicana, que ahora se veían relevados por unos jóvenes del interior y que dudaban de que aquellos imberbes letrados laboralistas representaran los ideales sociales y las esperanzas de un futuro mejor por los que habían luchado a lo largo de treinta y cinco años de ausencia. Fue el comienzo de una gran rivalidad entre dos líderes nacidos de la causa común del socialismo: Felipe González y Nicolás Redondo. Político uno, presidente del Gobierno; y sindicalista el otro, secretario general de la UGT, que forjados en la clandestinidad y en la transición emprendían un enfrentamiento, con acritú, a las puertas de los tiempos en los que España era una fiesta.

José María Cuevas, presidente de la patronal CEOE, Nicolás Redondo y Antonio Gutiérrez, CCOO, en la cumbre que las tres organizaciones celebraron en Madrid, el 23 de septiembre de 1992.

Porque España era una fiesta en 1992. Aunque ya habían sufrido los hermanos en el sosialismo sus malentendidos: aquella huelga general de 1988, la desconexión de la TVE, la única existente entonces, a las cero horas en punto de la noche del 14 D; aunque las huelgas generales se reprodujeran el mismo 1992 y en 1994. En el fondo eran compañeros de partido, eran sosialihtas antes que marxihtas. Y abogaban por un país mejor, con mayor renta per capita, con mejor distribución de la riqueza, con libertad de información, con mejores condiciones laborales y derechos sociales, plena democracia, estado del bienestar después del pelotazo que supuso la incorporación de España al Mercado Común en 1986, Manuel Marín descabezando un sueñecito en su despacho de negociador en Bruselas. Teníamos un tren de alta velocidad que era la envidia del mundo, una Expo en Sevilla que era una maravilla. Y Fermín Cacho devoraba a sus rivales con la saña de un Zeus olímpico en la recta del mil quinientos. ¡Qué alegría ver al Rey (entonces no era aún emérito) brincar de emoción en el remozado Montjuic! ¡Cómo reían las infantas soñando, tal vez, con algún balonmanista en Vallvidrera! ¡Qué guapo que era nuestro juvenil principito! ¡Qué lealtad convergente la de Jordi!, no tan lejos, aún, de Andorra. Éramos felices, creíamos en el milagro español. ¡Amigos para siempre!

Y entonces, en mitad del éxito, llegó Solchaga y su política de ajustes liberales y restricciones económicas. Se pasó del esplendor manirroto a racionar las sobras y a los comedores de derechos sociales. Se impuso una política económica de contención de gastos y a repercutir los excesos de todos entre la masa única trabajadora. Y aquello, Nicolás, el martillo del Nervión, no lo digirió sin bicarbonato. Redondo había crecido en la reivindicación obrera de la metalurgia bilbaína, se afilió al PSOE en 1945 y se forjó como sindicalista en la clandestinidad (detenido en varias ocasiones) del franquismo, opuesto a la reconversión industrial del primer gobierno socialista —28 O de 1982— y a la entrada de España en la Alianza Atlántica (¡qué ingenuo parece ahora aquel lema de “OTAN, de entrada: NO”! 1986). Su carácter indómito chocaba con la liberalidad del ministro de Economía y Hacienda, don Carlos, del mismo Tafalla. Y a él se enfrentó durante todo el período que coincidieron ambos en sus cargos, de 1985 a 1993. Ese enfrentamiento se extendió a Isidoro, su delfín propuesto como recambio muchos años antes, en Suresnes. Además, le estalló en las manos la mala gestión de la cooperativa de viviendas PSV. Una iniciativa de promoción de viviendas sociales (basada en la experiencia de los sindicatos alemanes), cuyo interés oculto trataba de ampliar las finanzas del sindicato y su poder enfrentándose al poder político de la secretaría general del PSOE a través de la masa social de cooperativistas. La UGT pagó caro aquel desliz y Nicolás Redondo presentó su dimisión como líder del sindicato (en 1987 había dimitido ya como diputado) en 1993. Cándido Méndez tomó las riendas de una UGT a la deriva.

El álbum de fotos de Nicolás Redondo está lleno de protagonistas que forman parte de la historia de este país. Felipe González, Francisco Fernández Ordóñez, Marcelino Camacho, Santiago Carrillo, Tierno Galván, Javier Solana, Enrique Múgica, Gregorio Peces-Barba, Leopoldo Calvo Sotelo, Rodríguez Sahagún, Manuel Fraga, Ferret Salat, Julio Anguita o Nicolás Sartorius son algunos de los cromos que ilustran las páginas del ajetreado tiempo que le tocó vivir. Recias personalidades que contrastan con la mediocridad parvularia de los dirigentes políticos actuales. Y tiempos de reivindicación social, de agitación popular, de reclamación de derechos y libertades, de contestación contra el sistema y los valores que el antiguo régimen dictatorial español y el nuevo monetarismo de la Escuela de Chicago (Milton Friedman) auspiciado por el neoconservadurismo del tándem Reagan-Thatcher propugnaba como solución económica a comienzo de los 90.

Tiempos de protesta que contrastan con la dejación reivindicativa social en la que nos encontramos. El soma de la tecnología, de la telefonía móvil, de las redes sociales, de la telebasura, de la irrupción del bronca-fascismo en la política nacional, o de la liquidación constante en los planes de estudios de cualquier asignatura que suponga el esfuerzo de pensar, la revisión del pensamiento o la crítica filosófica o la catarsis permanente de la conducta humana ha conseguido una sociedad dócil, amorfa, ignorante, cautiva del parné, que renuncia al escrutinio y a la protesta, conservadora de su vulgaridad, que basa sus derechos y su triunfo social en conseguir un móvil de 1000€ y su libertad en pimplarse unas birras en una terraza callejera de Chamberí, aún a costa del covid19. ¡Felicidad, qué bonito nombre tienes!

 Así que, Nicolás Redondo, el vaso de nuestra juventud de chacolís que vivimos escuchando tus proclamas sin entenderlas muy bien, levantamos a tu recuerdo y a tu salud, rey del país del sueño y la quimera, por aquel invierno que hiciste primavera.


Fotos de Terry Mangino

Antonio Gutiérrez y Nicolás Redondo inician su idilio sindical. Noviembre de 1991.
Nicolás Redondo y José María Zufiaur en la sede de la UGT, en el «convento» de la calle Hortaleza, Madrid, 1992.
¡Ay, qué jóvenes éramos! Solana, Garzón, Leguina, la inmensa Charo López e Isidoro. 4 de junio de 1993, mitin fin de campaña electoral en la Casa de Campo, Madrid.
Alfonso Guerra observa el panorama desde el puente de mando de la sede socialista de la calle Ferraz. 28 de octubre de 1987, quinto aniversario de la victoria socialista. Nada se le escapaba a su vista de búho.
Ambiente electoral, 4 de junio de 1993.
Ambiente electoral el 4 de junio de 1993.

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Ya queda menos para la san Silvestre 2023

01 domingo Ene 2023

Posted by Ángel Aguado in Uncategorized

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Agustina de Champourcín

Para Ángel Maté, que ahora pedalea por los Campos Elíseos al lado de Berrendero, de Coppi, de Bartali, de Anquetil, de Ocaña, de Fuente, de Fignon, de Pantani.

ALFA Y OMEGA. El final de un año o el principio de otro. Corren los atletas populares por el Aqueronte de la calle Serrano entre chalecitos de gentes bien, lleno de delegaciones diplomáticas, del Ramiro, del CSIC y de colegios ultracatólicos en busca de la gloria efímera que se obtendrá contándoselo después a la familia durante la cena de nochevieja, sacrificándose al dolor, como ofrenda a un Zeus generoso que nos redima de la gula, para zamparse después, sin pudor, el aperitivo de los vermús y la caña de lomo salmantino, como auto-absolviéndose del pecado posterior de los langostinos, del cordero y de las botellas de cava, para redimirse de los excesos del 2022. Un tiempo trágico dominado por un tirano sanguinario que vive en el frío. Corren, ¡muchedumbre!, desde la catedral excesiva de Florentino a la ermita arrabalera del Rayo Vallecano. Miles y miles de corredores anónimos y uniformados, como sus vidas, empeñados en demostrarse que en el martirio de la carne está la superación del espíritu. El último carnaval del año, es hora, una hora, apenas el tiempo que dura la carrera, de otorgarse la bula indispensable para alcanzar la estabilidad, el equilibrio, la serenidad en el ánimo y empezar con buen pie —¡mecachis, casi me doblo el tobillo pisando a ese gordo que se ha caído delante de mí en la cuesta de la Albufera!—  el prometedor año nuevo. Ese torrente azul, democrático, esforzado, sudoroso que va a dar a la mar del año nuevo, se llena de caudales de gentes medianas o chicas que desembocan en el campo del Rayo y suben después exhaustas al metro, al río subterráneo para retornar a la realidad de las vidas y reemprender el mismo camino del año que acaba. Porque el destino del ser humano es repetir, como Sísifo, la misma ascensión sin rumbo al vacío y descenso a los páramos de la mediocridad.

Caronte, no seas severo y ábrenos, una vez sólo, la puerta del paraíso el año 2023.  


Fotos de Terry Mangino

Camino a la gloria. Línea 10 del metro.
C’est parti!
Ningún comienzo es fácil.
Nunca digas nunca jamás
¡Con un par!
¡Con otro par!
…Y los vecinos mientras tanto no paran de molestar…
Senderos de gloria… efímera
Fiebre amarilla
Amor de madre
La vida es un carnaval que hay que correrlo con alegría.
¡Más deprisa, papá!
Azul y rosa
Al fin del camino se harán realidad…

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Meterse en los charcos

Bloomsday: Magüi Mira reina entre los preclaros varones
Vicente Rojo, el último romántico
Dionisio: Rebelde con causas
Por un puñado de plátanos
TIEMPOS RECIOS. Mario VARGAS LLOSA

Orgullo gay Madrid 2021

Orgullo Gay Madrid 2021

Leer a Jesús Torbado

Leer a Jesús Torbado, periodista, escritor y viajero

JESUS TORBADO, PERIODISTA Y VIAJERO

Leer a Richmal Crompton, la autora de Guillermo Brown

Richmal Crompton, la creadora de Guillermo Browm

LEER A MARÍA MOLINER Y SUS FURIOSOS VOCABLOS

Leer a Juan de Yepes Álvarez

Gonzalo Torrente Ballester

Gonzalo Torrente Ballester

Enmascarados

Enmascarados

Leer a Rubén Darío

Leer a Rubén Darío

El Príncipe de las Letras Castellanas

Berenjenas con Gambas, la memoria gastronómica-lectora de Manuel Vázquez Montalbán

Berenjenas con gambas

Manuel Vázquez Montalbán, In Memoriam

Leer a Rafael Azcona

Humor negro para reírse de la vida

Leer a Azcona, leer guiones de cine

Leer a Carmen de Burgos

Leer a Ferlosio

Leer a Ferlosio

Viaje con Aramburu por la esritura

Ramón y Cajal Un genio de la Ciencia y de la Palabra

Historia de Mayta

ENA: Una reina y un machote

¡Pero que público tan tonto tengo!

Tamara Cifuentes

Consortes, regentes, amantes y elefantes

Las chicas sólo quieren divertirse

El capitán Ahab no tiene quien le escriba

El capitán Ahab y sus furiosos arponeros

Vivan los novios

Rosario y Alfonso.1950

Diálogos de Amor de Ezequías León

Ezequías Blanco, verso y logaritmo

MILENIO, el último Carvalho

QUÉ LEER EN LOS TIEMPOS DEL VIRUS

QUÉ LEER EN LOS TIEMPOS DEL VIRUS

Homenaje a Ángel Cabrera en el MNCN con motivo del 60 aniversario de su fallecimiento

60 aniversario del fallecimiento del zoólogo Ángel Cabrera

Andrés Vázquez de Sola: Humorista

El Humor en los tiempos del virus VIII

La poesía en los tiempos del virus VII

Centenario del fallecimiento de don Benito Pérez Galdós

https://escaparateignorado.com/2019/12/31/centenario-del-fallecimiento-de-galdos/

El joven Galdós a su llegada a Madrid, en 1862, con apenas 19 añitos.

Vicent, el magnífico

Vicent, el magnífico

Manuel Vicent, periodista y cronista de la Transición

Porque están ahí

Carlos Soria, un joven himalayista de 80 años

La montaña y los montañeros

El Black Power y el atletismo

La gloria siempre regresa con quien la merece

Peter Norman rehabilitado 51 años después

Al Caudillo le han dado el paseillo

Madrid está lleno de tumbas de tiranos sin banderas

Madrid está lleno de tumbas de tiranos sin banderas

GALÍNDEZ, asesinado por Trujillo

Franquito: ni miedo, ni mujeres, ni misas

Franquito: ni miedo, ni mujeres, ni misas... bueno rezar, rezaba mucho.

Franquito: ni miedo, ni mujeres, ni misas... bueno rezar, rezaba mucho.

José Manuel Soria, ex ministro de energía, implicado en varios juicios por prevaricación

Justicia criminal

Los españoles que liberaron París de los nazis

Franco fusiló al general Batet por mantenerse fiel al orden vigente

Al general Batet Franco lo fusiló por su lealtad republicana

Niñas al salón que el Sabina está en la ciudad

La poesía valiente de Pascual Izquierdo

La derechuza

La derechuza

Unamuno: Venceréis, pero no convenceréis

Esa mirada con que premian tus ojos mi deseo

Mujeres luchadoras por la igualdad

PATAGONIA, XXII Premio de novela Ciudad de Salamanca

Ángel Cabrera Latorre

El Palacio de Liria bombardeado por la Legión Cóndor

175 aniversario del nacimiento de Pérez Galdós

Los Olvidados

PREMIO TIFLOS 2017

Traidores

Leonor Izquierdo, el amor de Machado

Un torturador franquista: Billy el Niño

El careto de Billy el Niño

Luis Montes

Guggenheim: un veinteañero

La experimentalidad de Juan José Millás

80 aniversario de la Batalla de Brunete

Ángel Cabrera Latorre, un zoólogo universal

Madrid asediado, 80 aniversario de las Brigadas Internacionales

Los Diarios robados de Azaña

85 aniversario de la II República

España mañana será republicana

23F. 35 años después

José Robles Pazos, desaparecido

La amistad entre John Dos Passos y José Robles Pazos.

Queridos míos

Emilio Pascual
Emilio Pascual
George Mocanu, mosca, 52Kg. Fue en 1997 subcampeón del mundo amateur en Budapest y olímpico en Sidney en 2000 con su país, Rumanía.
George Mocanu, mosca, 52Kg. Fue en 1997 subcampeón del mundo amateur en Budapest y olímpico en Sidney en 2000 con su país, Rumanía.
Aurora, poetisa
Aurora, poetisa
15M 2011en la Puerta del Sol.
15M 2011en la Puerta del Sol.
Voluntario de cocina durante el 15 M 2011 en la Puerta del Sol
Voluntario de cocina durante el 15 M 2011 en la Puerta del Sol
¡Ay, qué calor! Julio,2015, Madrid
¡Ay, qué calor! Julio,2015, Madrid
Carrera de tacones de la calle Pelayo 2022

Perdedores: ganador del premio TIFLOS 2017 de cuentos. Obra de Ángel Aguado López. Orgazanizado por la ONCE, Editado por Edhasa-Castalia

PATAGONIA: XXII Premio de Novela Ciudad de Salamanca 2018. Obra de Ángel Aguado López, editado por Ediciones del Viento

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