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KASPÁROV HA VUELTO

Gabriel de Araceli

    Hércules, en un ataque de locura provocado por su madrastra Hera, mató a su primera mujer, Megara, y a sus hijos. La sibila de Delfos castigó a Hércules con doce trabajos para purgar sus terribles pecados. El primer trabajo que Hércules acometió fue matar al león de Nemea, que tenía aterrorizados a los habitantes de esa polis del Peloponeso. Hércules consiguió abatir al temible león estrangulándolo gracias a su fuerza extraordinaria. Y con la ayuda de Atenea desolló su piel y se hizo una armadura que le protegía de todos los peligros, usando la cabeza de la fiera como yelmo. El resto de los trabajos no serían menos arriesgados: dar muerte a la hidra de Lerna, capturar a la cierva de Cerinea, cazar al jabalí de Erimanto, atrapar al toro de Creta… unos trabajos agotadores que acabarían con cualquiera que no fuera un héroe como Hércules.

Hércules luchando con el león de Nemea. Francisco de Zurbarán, 1634. Museo del Prado

    Garry Kaspárov, el campeón del mundo de ajedrez que más tiempo detentó la corona, quince años, se ha convertido en un Hércules contemporáneo, cumplidor destajista de los doce trabajos que le impusiera una sibila justiciera: jugarse la vida denunciando el nepotismo de Vladimir Putin, el can Cerbero del nuevo Hades, la Rusia salida del inframundo soviético; limpiar de estiércol los establos de la FIDE (Federación Internacional de Ajedrez); desarrollar el ajedrez en África, o salir airoso de la Copa Sinquefield, el torneo de ajedrez que se ha celebrado durante el presente mes de agosto en San Luis, USA.

Garri Kaspárov fotografiado en Madrid, en 1988, contaba entonces 25 años de edad y ya se le veía como el futuro campeón del mundo de ajedrez. La mirada de Kaspárov era (y es) como introducirse en una trituradora de carne. Foto: A. Aguado

    A Kásparov, que cuenta 54 años, no le tembló el pulso al encerrarse en ese jardín de Estínfalo de las 64 casillas, o quizás se protegiera con la piel del león de Nemea para enfrentarse a los jóvenes gladiadores, a varios de los cuales dobla la edad y que muy bien podrían ser sus hijos, nacidos de alguna relación espuria en el olimpo de Caissa. De hecho, es el padre ajedrecistico de Hikaro Nakamura, al que entrenó y formó durante años antes de abandonarlo debido a lo que él consideraba poco empeño del joven gran maestro.

    Todos querían destrozar en San Luis a Hércules Kaspárov, al Ogro de Baku (Garry nació en Baku, Azerbayan, en 1963, cuando este país pertenecía a la URSS). Era como si auguraran la tragedia de Edipo, una conspiración para vengarse y matar a Layo-Kaspárov, el padre temido, desposándose después con la madre, Yocasta. Todos querían ascender al olimpo del ajedrez.

Kaspárov durante el torneo Copa Sinquefield, en agosto de 2017.

    El torneo se jugaba a doble modalidad. Semirrapidas: 25 minutos por jugador más diez segundos por jugada; y relámpago: cinco minutos, más tres segundos. Los participantes eran furias del tablero con un ELO* escalofriante: Aronian (Armenia, nº4 del mundo, 2809 ELO, 35 años); Caruana (USA, nº5, 2807, 25 años); Nakamura (USA, nº7, 2792, 30 años); Anand (India, aunque reside en Collado Mediano, Madrid, nº9, 2783, 44 años); Karyakin (Rusia, nº12, 2773, 27 años); Nepomniachtchi (Rusia, nº17, 2742, 27 años); Leinier (Cuba, nº18, 2739, 34 años); Navara (República Checa, nº21, 2737, 32 años); Le Quang (Vietnam, nº30, 2726, 26 años. Todos luchadores incansables, Euménides implacables que se enfrentaban a un Garry Kaspárov retirado del ajedrez de competición en 2005, dedicado en estos años al activismo político contra la nomenclatura del Kremlin y hostigador implacable del presidente ruso, lo que le ha llevado al exilio en Nueva York, temiendo un atentado contra su vida.

    El paso de los años marca el declive del ser humano, tanto de su poderío físico como intelectual. La pérdida constante de neuronas es inevitable y merma las capacidades que los ajedrecistas despliegan frente al tablero en esas peleas fratricidas, en esas partidas en las que se busca el asesinato del rey contrario, el jaque mate: memoria, concentración, intuición, análisis de complejas posiciones, elección óptima de la jugada, decisión, dominio absoluto en situaciones de estrés prolongado, equilibrio emocional, esfuerzo físico considerable, etc. Por eso resulta especialmente memorable que Garry Kaspárov haya sido capaz de conseguir un octavo puesto entre los diez argonautas que se acuchillaban en el torneo.

    En la historia contemporánea de los campeonatos del mundo de ajedrez, siempre se ha impuesto el jugador más joven. Fischer (con 29 años) se impuso a Spassky (con 35 años) en la célebre confrontación en Reykyavik, Islandia. Aquella entre el “mundo libre” y la hermética CCCP, en 1972. Kárpov ganó por incomparecencia de Fischer en 1975. Y Kárpov revalidó en 1978 su título frente al disidente soviético Víctor Korchnoi (34 años frente a 47). Tras diez años de reinado, Kárpov fue derrotado por Kaspárov en 1985 (34 y 22 años respectivamente en aquel momento). En 2000 Kramnik venció a Kaspárov (25 y 37 años). Y tras un período convulso y enfrentamientos en la FIDE promovidos por Kaspárov contra el corrupto presidente Florencio Campomanes, Anand se hizo con el campeonato durante seis años, hasta que perdió en 2013 contra el actual campeón, Magnus Carlsen, 44 y 22 años. Eso demuestra que la edad es un elemento decisivo en la elite del ajedrez y que el resultado de Kaspárov en el torneo de San Luis ha sido excepcional.

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Anatoli Kárpov, fotografiado en San Lorenzo del Escorial, Madrid, en 1989, a los 38 años, mientras se preparaba para el enfrentamiento contra Kaspárov por el campeonato del mundo. La mirada glacial de Kárpov constituía una amenaza más dentro del amplio repertorio técnico que desarrollaba cuando competía el campeón del mundo de 1975 a 1985. Foto: A. Aguado

   Puede que esa meritoria actuación de Kaspárov también se deba al espíritu rebelde que ha desplegado a lo largo de toda su vida. Fueron célebres los duelos que él y Kárpov protagonizaron entre 1984 y 1993 por la supremacía ajedrecística. El enfrentamiento más intenso de toda la historia del deporte entre dos contendientes. De alguna manera representaban dos concepciones antagónicas de luchar por el reino de Caissa. Anatoli Kárpov se asociaba a la ortodoxia soviética (de hecho, ahora es diputado en la Duma, el parlamento ruso), frente al contestatario Kaspárov, el joven inconformista que aprovechando los aires frescos emanados de la perestroika de Gorbachov se disponía a acabar con la primacía oficial. Y lo consiguió, aunque fuese por centésimas y tras una lucha extenuante de meses, de años, de aplazamientos. La arrogancia juvenil de Kaspárov se impuso a la gerontocracia destilada de la Komintern.

Kárpov en 2012

    También se le recuerda a Kaspárov por los duelos que mantuvo en la década de los 90 contra el monstruo cibernético que IBM construyó, el Deep Blue. Estaba en juego el poder de la mente humana contra la frialdad calculadora de una herramienta privada de sentimientos. En 1996 Kaspárov consiguió vencer por 4-1 al cerebro de silicio. Sin embargo, un año después, una versión mejorada del programa informático, unas condiciones contractuales claramente ventajosas para IBM y un error humano de Kaspárov en la última partida inclinó por la mínima la victoria del lado de la máquina insensible: 3,5-2,5. En la actualidad, los ingenieros informáticos han “humanizado” los programas de ajedrez, que calculan millones de movimientos en milisegundos y disponen de una memoria infinita de partidas, lo que les hace invencibles. Su uso se ha derivado al análisis de posiciones y a bases de datos, tanto entre los grandes maestros como en los aficionados.

    Este podría haber sido el undécimo trabajo de Hércules-Kaspárov, defender las manzanas de oro de las Hespérides de la avaricia de IBM. Pero ganó el monstruo de silicio, el silencioso pensamiento profundo venció al hombre afectado de sentimientos, de dolor, de padecimientos, de errores, de defectos, de pasiones y de vicios. Lucha desigual condenando al fracaso al héroe hercúleo. IBM, Deyanira celosa, la tercera esposa de Hércules al que mató emponzoñando su túnica con el veneno del centauro Neso. En su óbito, Hércules-Kaspárov lució la piel del león de Nemea para que le hiciera revivir. Resucitó en San Luis y peleó dignamente contra los jóvenes gladiadores de Caissa.



    *La puntuación ELO se debe al físico americano Árpád Élő, que estableció un sistema matemático de clasificación según los enfrentamientos entre los ajedrecistas. La primera clasificación apareció en 1971, encabezada por el genial Bobby Fischer, con 2760 puntos. En la Copa Sinquefield, Kaspárov se presentaba con un ELO de 2812, pero este valor era de su época de jugador activo, poco representativo de su nivel actual al no haberse enfrentado a los jugadores modernos. El ELO se publica trimestralmente, en el próximo, que aparecerá en octubre, se reflejarán los resultados de la Copa Sinquefield dentro de la modalidad de semirrápidas.

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Kárpov  espera que Korchnoi realice su jugada en el match celebrado en Moscú que les enfrentó como aspirantes al título que detentaba Bobby Fischer. Venció Kárpov. 1974.

 

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