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San Sebastián

Termina el primer mes del invierno y para celebrarlo nada mejor que encomendarse a San Sebastián, militar contestón y guaperas venerado tanto por las señoras como por los señores. La Iglesia siempre fue maestra en eso del “merchandising”, diría ahora un experto en comunicación, y si las resacas navideñas aún no se han disipado de las barbas de los creyentes ya les anda amedrentando con sanantones o sebastianes que mantengan prietas las filas en la cosa del rezar. soldados3Todo el calendario civil está relleno de eventos religiosos coincidentes con solsticios, equinoccios o intermedios climáticos. Cuando no es un sanjuán es una virgen de agosto, cuando no es una semana santa es un sanisidro o un corpuscristi o una ascensión o todos los santos son, que no desfallezca el afiliado en su temor a la providencia o se disipe su fe en el altísimo.

Y donde no llega la mano de la fe llega la punta de la espada, que siempre se han bienavenido cruces y escarapelas en el negocio común de encarrilar descreídos, bien por la oración o por la munición. Con la Iglesia hemos topado, amigo Sancho, que la historia celtibérica anda llena de ejemplos de comunión con ruedas de molino: santiagos matamoros, castrillos matajudíos, autos de fe, reconquistas granaínas, picas en Flandés, conquista de El Dorado, expolio de potosíes, salvajes evangelizados, cóleras de Aguirre, exterminio de indios, espanto de turcos, desastres de Annual, rojos conversos, o caudillos bajo palio son algunos de los grandes éxitos que dioses y césares han logrado en comandita para la mayor gloria del imperio y para peculio de ambos.

Espadones, sotanas y borbones, cuando no reyes austrias, cristianos o visigóticos forman el triunvirato rector del acervo de la piel de toro, aleación inalterable capaz de resistir al tiempo, al pensamiento o a la crítica y que retornan como aves fénix, hidra superviviente a la razón de Heracles. Humo de inquisición, fragor de sables, coyundas o cacerías son lo aportado al bien nacional por las tres cabezas de la bicha de Lerna, exigua hacienda para el españolito si se compara con las catedrales, alcázares o palacios en los que habitan los guardianes de la identidad nacional.soldado_cura
Tiene San Sebastián su cosa, que al pobre lo asaetearon muy mal, tanto que sobrevivió a los flechazos que le lanzaron en el Coliseo. Resulta que Sebastián fue antes soldado que santo, un centurión a las órdenes de Diocleciano. Se pasaba todo el día mandando legionarios, que me hagas un acueducto, que ahora un puente o una calzada. san_sebastianClaro, mucho mandar era aquello, y encima no participaba en los saraos. Sebastián era más de rezar y de crucecitas. Iba por la Vía Apia contándoles a los otros lo bueno de su sapiencia y afeándoles su paganía. Tras el intento fallido de acabar con él, sus amigos, que los tenía, le llevaron en secreto a casa de Cástulo, que era una especie de mayordomo de Diocleciano. Allí curó sus heridas Sebastián gracias a Irene, esposa de Cástulo, que a pesar de la belleza del centurión y del tiempo que permanecieron a solas no consta que cayeran en pecado carnal. Pero era mucho tentar a la suerte, porque Sebastián siguió con su costumbre de sermonear a los demás las bondades de su fe. Hasta que los detuvieron y los acusaron de traidores a toda la banda, y esta vez sí que los ejecutaron sin error. Todo esto sucedió en el 288 dc., treinta y dos añitos que tenía el chaval.
Pero no hay mal que por bien no venga. Consiguieron ser santos y reconocido él como uno de los más bellos y eróticos que tiene el cuadro de actores cristiano. Si trasladamos a aquella época nuestra conciencia actual san Sebastián no sería sino una especie de yihadista peligroso que abandonó el bienestar y el confort de las termas por unas ideas incomprensibles para la civilización romana. Seguramente la sociedad de entonces vería bien su ejecución, no era más que un traidor y terrorista peligroso. Nosotros no somos más que la evolución de otro extremismo religioso, pero con quinientos años de ventaja.
Su historia se ha repetido infinidad de veces. El coronel Kurtz también fue el traidor al que el sistema aniquila en el film de Coppola. O Roger Casement, el celta vargasllosiano ejecutado por el imperio británico. Rafael Sánchez Mazas también fue fusilado y se salvó. Pero ninguno de los tres llegó a santo, ya estaba San Sebastián.soldados4

Gabriel de Araceli

©Fotografías de Ángel Aguado López, tomadas en Valladolid, Madrid y Boadilla del Monte, 2011, 2013, 2015 y 2016