Sostiene Ferlosio que ya no le ilusiona nada. Únicamente lee los titulares de los periódicos, en parte por la falta de vista y en parte porque la descripción de la actualidad le interesa solo lo justo. En cuanto al cine y a la literatura, confiesa que se quedó, respectivamente, en Tiempos Modernos y en Kafka. A Ferlosio es difícil imaginarlo con la barba afeitada y la bragueta abrochada, ya que las cuchillas arañan y los botones son esquivos. Es como si sufriese un extraño síndrome que le lleva a repudiar su ayer inmediato y a considerar las líneas escritas hace un rato como una manifestación de la ingenuidad perdida. Cuando tenía venticuatro años se inventó a Alfanhuí, un niño que se hizo amigo de un gallo y alcanzó el oficio de disecador a través de las enseñanzas de un maestro de Guadalajara. Entre otras industrias aprendidas, Alfanhuí comenzó a escribir con tinta de color sepia que obtenía como subproducto de la destilación de sus hermanos los lagartos, para acabar haciéndolo con una tinta negra y brillante, como resultado de sublimar al gallo en la fragua y purificar sus cenizas por decantación, hasta generar cuatro colores tan irrepetibles como el alfabeto que usaba. Aunque el premio Cervantes no se lo dieron hasta 2004, Alfanhuí tiene un claro parentesco con don Alonso Quijano. Cuando no viaja pasa el tiempo entre el jardín de la luna, en el casi todas las cosas son de plata, y el del sol, en el que hay un pozo muy hondo por el que se alcanza otro mundo, donde vive una araña ciega que convierte los efluvios de la tierra en luces fosforescentes. No es fácil discernir quién antecedió al otro; si fue don Alonso el precursor de Alfanhuí, o fue el segundo quien inspiró al primero, que se dio a la lectura compulsiva y se echó a los caminos no sólo con la intención de deshacer entuertos, sino por el afán de toparse con los mismos prodigios que los descritos por Ferlosio. Curiosamente, mientras que Quijano pasa de la aldea al campo manchego, Alfanhuí sigue en parte el camino opuesto, pues se establece una temporada en Madrid, para acabar en un territorio nuevo con “terraplenes de tierra clara” y un río que forma “islas y arenales” y tiene un agua “de color de oros verdes”. Dice Ferlosio que aquella tierra “estaba lejos de todas partes”, y eso hace pensar en que se trate de un paisaje similar –o tal vez el mismo– al que, según Rafael Yanes, llega Romualdo en La tierra que vive desnuda, y en el que se intuyen, a lo lejos, las luces y los sonidos de Macondo o de Comala. Cinco años más tarde de publicar Alfanhuí, Ferlosio ganó el premio Nadal con El Jarama, lo que le hizo repudiar las novelas, comenzando por las suyas, y le llevó a escribir millones de folios a base de anfetaminas. Desde el escepticismo, sostiene que hoy día es muy difícil diferenciar a Caín de Abel.
Termina el primer mes del invierno y para celebrarlo nada mejor que encomendarse a San Sebastián, militar contestón y guaperas venerado tanto por las señoras como por los señores. La Iglesia siempre fue maestra en eso del “merchandising”, diría ahora un experto en comunicación, y si las resacas navideñas aún no se han disipado de las barbas de los creyentes ya les anda amedrentando con sanantones o sebastianes que mantengan prietas las filas en la cosa del rezar. Todo el calendario civil está relleno de eventos religiosos coincidentes con solsticios, equinoccios o intermedios climáticos. Cuando no es un sanjuán es una virgen de agosto, cuando no es una semana santa es un sanisidro o un corpuscristi o una ascensión o todos los santos son, que no desfallezca el afiliado en su temor a la providencia o se disipe su fe en el altísimo.
Y donde no llega la mano de la fe llega la punta de la espada, que siempre se han bienavenido cruces y escarapelas en el negocio común de encarrilar descreídos, bien por la oración o por la munición. Con la Iglesia hemos topado, amigo Sancho, que la historia celtibérica anda llena de ejemplos de comunión con ruedas de molino: santiagos matamoros, castrillos matajudíos, autos de fe, reconquistas granaínas, picas en Flandés, conquista de El Dorado, expolio de potosíes, salvajes evangelizados, cóleras de Aguirre, exterminio de indios, espanto de turcos, desastres de Annual, rojos conversos, o caudillos bajo palio son algunos de los grandes éxitos que dioses y césares han logrado en comandita para la mayor gloria del imperio y para peculio de ambos.
Espadones, sotanas y borbones, cuando no reyes austrias, cristianos o visigóticos forman el triunvirato rector del acervo de la piel de toro, aleación inalterable capaz de resistir al tiempo, al pensamiento o a la crítica y que retornan como aves fénix, hidra superviviente a la razón de Heracles. Humo de inquisición, fragor de sables, coyundas o cacerías son lo aportado al bien nacional por las tres cabezas de la bicha de Lerna, exigua hacienda para el españolito si se compara con las catedrales, alcázares o palacios en los que habitan los guardianes de la identidad nacional.
Tiene San Sebastián su cosa, que al pobre lo asaetearon muy mal, tanto que sobrevivió a los flechazos que le lanzaron en el Coliseo. Resulta que Sebastián fue antes soldado que santo, un centurión a las órdenes de Diocleciano. Se pasaba todo el día mandando legionarios, que me hagas un acueducto, que ahora un puente o una calzada. Claro, mucho mandar era aquello, y encima no participaba en los saraos. Sebastián era más de rezar y de crucecitas. Iba por la Vía Apia contándoles a los otros lo bueno de su sapiencia y afeándoles su paganía. Tras el intento fallido de acabar con él, sus amigos, que los tenía, le llevaron en secreto a casa de Cástulo, que era una especie de mayordomo de Diocleciano. Allí curó sus heridas Sebastián gracias a Irene, esposa de Cástulo, que a pesar de la belleza del centurión y del tiempo que permanecieron a solas no consta que cayeran en pecado carnal. Pero era mucho tentar a la suerte, porque Sebastián siguió con su costumbre de sermonear a los demás las bondades de su fe. Hasta que los detuvieron y los acusaron de traidores a toda la banda, y esta vez sí que los ejecutaron sin error. Todo esto sucedió en el 288 dc., treinta y dos añitos que tenía el chaval.
Pero no hay mal que por bien no venga. Consiguieron ser santos y reconocido él como uno de los más bellos y eróticos que tiene el cuadro de actores cristiano. Si trasladamos a aquella época nuestra conciencia actual san Sebastián no sería sino una especie de yihadista peligroso que abandonó el bienestar y el confort de las termas por unas ideas incomprensibles para la civilización romana. Seguramente la sociedad de entonces vería bien su ejecución, no era más que un traidor y terrorista peligroso. Nosotros no somos más que la evolución de otro extremismo religioso, pero con quinientos años de ventaja.
Su historia se ha repetido infinidad de veces. El coronel Kurtz también fue el traidor al que el sistema aniquila en el film de Coppola. O Roger Casement, el celta vargasllosiano ejecutado por el imperio británico. Rafael Sánchez Mazas también fue fusilado y se salvó. Pero ninguno de los tres llegó a santo, ya estaba San Sebastián.
El pasado 25 de noviembre se presentó en Madrid el documental “Robles, duelo al sol”, realizado por Sonia Tercero Ramiro, en el que se indaga en el misterio de la muerte del profesor José Robles Pazos a manos del espionaje soviético durante la Guerra Civil, hecho que provocó la ruptura entre los escritores Dos Passos y Hemingway.
-Hace tres años surgió la idea de realizar un documental sobre la figura literaria de Dos Passos y su presencia en España.
Sonia Tercero Ramiro, directora de la película «Robles, duelo al sol».
Pero al revisar su biografía descubrí la relación tan amable que había entre él y Robles Pazos y me fascinó. Modifiqué el proyecto y lo orientamos resaltando la amistad que los unía, un valor humano difícil de encontrar en una época terrible de la historia de la humanidad -afirma Sonia Tercero Ramiro, la directora del documental.
«España es un templo de anacronismos» decía John Dos Passos cuando en la primavera de 1937 buscaba infructuosamente por el Madrid sitiado el paradero de su amigo José Robles Pazos. España es una madre cruel, torpe y desdeñosa que oprime a sus hijos mejores con la indiferencia o el abandono o el maltrato o la muerte.
John Dos Passos
La amistad entre el escritor americano y el profesor José Robles Pazos trascendió el tiempo y ha llegado a nuestros días como un ejemplo de lealtad encomiable difícil de hallar actualmente.
José Robles Pazos nació en Santiago de Compostela, en 1897. En 1916 conoce por casualidad a John Dos Passos durante un viaje a Toledo y entablan amistad, ya que ambos coinciden en su admiración por la literatura y la pintura.
José Robles Pazos
Robles Pazos sirvió de introductor a Dos Passos en el ambiente intelectual de Madrid, en los cafés, en sus tertulias. Animado por Dos Passos Robles se postula como candidato a profesor en la universidad John Hopkins, en Baltimore y es aceptado. Se traslada allí en 1920 junto con su mujer, Márgara Villegas, y su hijo aún muy pequeño. Durante tres lustros la amistad entre las dos familias, Dos Passos y Robles, se estrecha hasta el punto de que Robles fue en 1929 el traductor al castellano de una de las obras más conocidas de Dos Passos, “Manhattan Transfer”*.
En julio de 1936, al acabar sus clases universitarias Robles y su familia se trasladan a España para pasar las vacaciones de verano. En Madrid les sorprende el golpe de estado del general Franco y por lealtad a la República Robles Pazos se ofrece al gobierno republicano como traductor, ya que es uno de los pocos españoles que en aquella época hablaba idiomas: inglés, francés y algo de ruso. Es aceptado y con el grado de teniente coronel presta sus servicios de traducción con la delegación soviética, que ha llegado a mitad de agosto a Madrid, concretamente al lado del general de inteligencia Vladimir Gorev**, jefe de la columna de los tanques T26 que libraron una feroz defensa durante el asedio de los rebeldes a la capital en los primeros días de noviembre de 1936. En la huida del gobierno de la República a Valencia Robles es trasladado a esa ciudad, siguiendo en el servicio de traductor. Los asesores soviéticos consiguen un férreo control sobre la situación bélica y extienden una red de espías a lo largo de todo el territorio controlado por la República. A principios de diciembre de 1936 José Robles Pazos es requerido por agentes secretos para presentarse ante la autoridad policial, y ya se le pierde la pista. Parece ser que el servicio de espionaje ruso, el terrible NKVD, antecesor del más temible aún KGB, le interroga y le acusa de ser un espía al servicio de los golpistas y de pasar información al enemigo a través de su hermano Ramón Robles Pazos***, que supuestamente formaría parte de la Quinta Columna, organización clandestina pro-franquista encargada de sembrar el terror entre la población civil madrileña durante toda la guerra. Paul Preston asegura que Robles Pazos fue asesinado por el NKVD, al frente del cual estaba el sanguinario Yosif Grigoulevich, siniestro personaje encargado por Stalin de controlar a todos los delegados enviados por la Unión Soviética y arrebatar incluso el poder al gobierno republicano. La fecha del asesinato la data entre el 26 de marzo y el 22 de abril de 1937, a manos de otro asesino cruel, el sicario David Vázquez Baldominos, socialista. Por su parte, el historiador Ignacio Martínez de Pisón fecha la muerte de Robles Pazos entre finales de febrero y principios de marzo de 1937.
En la primavera de 1937 John Dos Passos llega a España para colaborar en el rodaje de la película “Tierra de España”, junto a Hemingway y al productor Joris Ivens. Al conocer la desaparición de su amigo Robles Pazos inicia por su cuenta investigaciones y demanda a su entonces también amigo Hemingway su implicación en la búsqueda del desaparecido, dada la ascendencia y facilidad con la que Hemingway se mueve entre los círculos del poder republicano.
Hemingway y Dos Passos pescando en Key West, 1928.
Hemingway, bien porque sentía simpatía por los soviéticos, bien porque no quería implicar a las autoridades republicanas responde con evasivas y le afea a Dos Passos su interés por un solo hombre cuando se juega en la contienda el destino superior de una nación, de la humanidad en su lucha contra el totalitarismo fascista. También demanda Dos Passos información a intelectuales y artistas como Rafael Alberti y Teresa León. No recibe sino el silencio y la indiferencia de todos.
Ese misterio en torno a la desaparición de Robles produce entre Dos Passos y Hemingway la ruptura de su amistad. Ambos se habían conocido durante la Primera Guerra Mundial, conduciendo como voluntarios ambulancias en el frente de Italia. Recordemos que en 1927 Dos Passos se mostró contrario a las ejecuciones de los anarquistas Sacco y Vanzetti, lo que le supuso ser considerado como un elemento antisistema en los Estados Unidos.
El impacto que la muerte de Robles Pazos ejerce sobre Dos Passos hace que este derive hacia concepciones de pensamiento más humanísticas, alejadas de las corrientes comunistas o partidistas con las que se influía sobre el individuo en aquellos agitados años. Mientras que Hemingway desarrolló una carrera personal y literaria dominada por sus crónicas de guerra, sus novelas aventureras y sus fracasos matrimoniales Dos Passos se instauró en la literatura de la persona, en el idealismo frente a la presión social de las ideologías.
«La conciencia y la honestidd individuales son las primeras víctimas en sucumbir en situaciones convulsas» decía Dos Passos.
Ángel Aguado López
NOTAS
*Esta novela coral tuvo una importancia vital en la génesis de otra de las grandes novelas españolas de los 50, “La Colmena”, de Camilo José Cela.
**Vladimir Gorev fue llamado a Moscú en 1938. Stalin le concedió la orden al mérito militar por su participación en la guerra de España y a continuación le fusiló, el 20 de junio de 1938.
***Hay que aclarar que Ramón Robles Pazos era militar de carrera, se pasó al bando franquista tras refugiarse durante unos meses en la Embajada de Chile, donde coincidió con otros célebres refugiados como Sánchez Mazas. Ramón Robles Pazos llegó a ser capitán general de la Capitanía de Valladolid, en 1962.
Todo esto y mucho más se explica en la película. Imprescindible verla.