El 30 de julio de 1909, se casaron Leonor Izquierdo y Antonio Machado, ella tenía 15 años y 18 días

Gabriel de Araceli. Fotos de Terry Mangino

     Un mirlo quiebra el silencio en el cementerio del Espino, en Soria. Se va, como si advirtiera que su trino mortificara, más aún, al poeta, que quizás vele escondido bajo los cipreses a su amor juvenil, a Leonor Izquierdo Cuevas. Juegan los niños más allá, alegrías infantiles, y tañe, lejana, la campana de un reloj. Las seis de la tarde.

            Mi niña quedó tranquila, dolido mi corazón. ¡Ay, lo que la muerte ha roto era un hilo entre los dos!

     El poeta llegó en 1907 a Soria, un hombretón de 32 años que se cruza con una mujercita de 13. Y algo le trastorna el entendimiento al profesor de francés, experto en transitar recovecos proverbiales pero indefenso al hechizo de mujer:

Colmenero es mi amante,/y, en su abejar,/abejicas de oro/vienen y van./De tu colmena,/colmenero del alma/yo colmenera.

           Sentí tu mano en la mía, tu mano de compañera, tu voz de niña en mi oído como una campana nueva, como una campana virgen de un alba de primavera.

Leonor Izquierdo el día de su boda, el 30 de julio de 1909. Tenía 15 años y 18 días.

         Tuvo que esperar la pareja hasta que ella cumpliera los 15, edad mínima en la época para contraer matrimonio. La maledicencia, qué diría de un amor tan asimétrico la sociedad de entonces. Soria, una pequeña ciudad provinciana, apenas presente sino en el rigor castellano. Era 1909. Largos paseos, quizás para besarse a escondidas entre san Polo y san Saturio, amarraditos los dos: antes que salga la luna dos palabritas contigo tengo que hablar.

           Estos chopos del río que acompañan con el sonido de sus hojas secas, el son del agua cuando el viento sopla, tienen en sus cortezas grabadas iniciales que son nombre de enamorados, cifras que son fechas.

         Y duró la felicidad lo que dura el beso de media tarde, que la niña enferma de muerte estaba. Y en París, 1911, se le declaró el horror y Antonio, deudor de la pasión y de la tragedia víctima, requirió ayuda a Rubén Darío, que allí señalado por la absenta y la depresión trabajaba de diplomático solemne y mercenario periodista. Rubén le prestó a Machado el dinero necesario, poeta a poeta, enamorado a enamorado, para que Leonor regresara a Soria en busca de la salud del cuerpo.

        Amor por amor. Francisca Sánchez, el gran amor de Rubén. Si vino la primavera/volad a las flores,/no chupéis cera. Esos amores que no entienden de edad, inexplicables. Fue mucho antes, en 1899. Rubén visitaba la Casa de Campo con Ramón María del Valle Inclán. Ni es la torcaz benigna, ni es el cuervo protervo: Son formas del Enigma la paloma y el cuervo. Y allí, entre las azucenas olvidada, se encontró Rubén con Francisca, 13 años más joven. Extenuado y deseoso de amor quedó el poeta, que le duró el hechizo eternamente. Y entre sus duros pechos, lirios del Aqueronte. Hay un olor que llena la barca de Caronte.

      Y en Soria nuevamente, Leonor y Antonio, apenas unos besos, desgarrado pasear a san Saturio, que se le fue entre los brazos Leonor una tarde de verano, el 1 de agosto de 1912. Apenas una semana después abandonó Soria el poeta dolido eternamente por la pérdida de su amada. Y ya no recobró la quietud del alma, por más que fuera a Baeza o a Madrid.

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           Y a poco se le fue a Francisca Sánchez su Rubén Darío, consumido de amor, o de alcohol. Este buitre voraz de ceño torvo/que me devora las entrañas fiero/y es mi único constante compañero/labra mis penas con su pico corvo.

     Que de azul y en 1916, cuatro años después que Leonor murió el poeta, que en 1914 marchó a Nicaragua, y nunca regresó a los besos de Francisca, separados por un océano cruel de submarinos y cirrosis. Francisca guardó para sí el gozo de sus besos, y expandió por los cielos a Rubén Darío, gozosa de haberle amado.

        Ella de la hembra humana fuera ejemplar augusto; Ante su rostro olímpico no habría rostro adusto.

       Por fin catedrático y destinado en Segovia en 1919. Don Antonio permaneció 13 años en la humilde pensión ahora convertida en museo. Eran tiempos de aplauso y homenaje, de esperanza paciente en el brotar de los trigos, de un tiempo nuevo. Machado, republicano significado, fotografías ilustres en los cafés y meriendas de torrezno y cochinillo. Guiomar le perturbó apenas los cuadernos, que el ánimo siempre le quedó marchito sin su ruiseñor, su corazón vacío entre las orillas del Eresma y el Clamores.  Y cuando la serpiente envenenó de truenos y de sangre los campos castellanos y todo fue bramido, bayoneta y osario calcinado emprendió ligero el viaje a la vuelta del camino, donde esperaba Leonor. Despertad, cantores, acaben los ecos, empiecen las voces.

        Y Francisca muchos años después, en 1963, se unió a Rubén Darío, cerbera de sus memorias.

        Las Gracias junto a ella quedarían confusas, Y las ligeras Horas y las sublimes Musas.

 

Tumba de Machado, en Collioure


Carta de Machado a Bergamín agradeciéndole su ayuda:

Colliure -­ Hôtel Rosignol-Quintino

9 de febrero 1939 (P y r – Or)

Sr. Dn José Bergamín

Muy querido y admirado amigo:

                                                                                                                        Después de un éxodo lamentable, pasé la frontera con mi madre, mi hermano José y su esposa, en condiciones impeorables (ni un solo céntimo francés), hoy me encuentro en Collioure, Hôtel Rossygnol-Quintana y gracias a un pequeño auxilio oficial con recursos suficientes para acabar el mes corriente. Mi problema más inmediato es el de poder resistir en Francia hasta encontrar recursos para vivir en ella de mi trabajo literario o trasladarme a la U.R.S.S. donde encontraría amplia y favorable acogida.

Con toda el alma agradezco los generosos ofrecimientos de esa Asociación de Escritores, muy especialmente los de Mr. Jean Richard Bloch y el Prof. Cohen, pero temo no solamente quedarme muy aislado como Vd. indica, sino además no disponer de medios pecuniarios para mantenerme con mi familia en esas casas y para trasladarme a ellas. Así pues, el problema queda reducido a la necesidad de un apoyo pecuniario a partir del mes que viene, bien para continuar aquí en las condiciones actuales, bien para trasladarme a alguna localidad no lejana donde poder vivir en un pisito amueblado en las condiciones más modestas.

Vea Vd. cual es mi situación de hecho y cual puede ser el apoyo necesario.

Con toda el alma le agradezco sus cariñosas palabras: nada tiene Vd. que agradecerme por las mías; son expresión muy sincera, aunque todavía insuficiente de mi admiración por su obra.

Si en estos días cambiásemos de residencia ya se lo haría saber telegráficamente.

Mientras tanto mi residencia es siempre la misma.

Le envía un fuerte abrazo su siempre amigo

Antonio Machado

P.D. Muy afectuosos saludos de mi familia. De Carlos Riba [Carles Riba i Bracons. Barcelona, 1893-1959] no tengo noticia alguna de que esté en este pueblo.


Al poeta no le dio tiempo de recibir la respuesta de José Bergamín, pues falleció 13 días después.

 

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