Agustina de Champourcín

Para Ángel Maté, que ahora pedalea por los Campos Elíseos al lado de Berrendero, de Coppi, de Bartali, de Anquetil, de Ocaña, de Fuente, de Fignon, de Pantani.

ALFA Y OMEGA. El final de un año o el principio de otro. Corren los atletas populares por el Aqueronte de la calle Serrano entre chalecitos de gentes bien, lleno de delegaciones diplomáticas, del Ramiro, del CSIC y de colegios ultracatólicos en busca de la gloria efímera que se obtendrá contándoselo después a la familia durante la cena de nochevieja, sacrificándose al dolor, como ofrenda a un Zeus generoso que nos redima de la gula, para zamparse después, sin pudor, el aperitivo de los vermús y la caña de lomo salmantino, como auto-absolviéndose del pecado posterior de los langostinos, del cordero y de las botellas de cava, para redimirse de los excesos del 2022. Un tiempo trágico dominado por un tirano sanguinario que vive en el frío. Corren, ¡muchedumbre!, desde la catedral excesiva de Florentino a la ermita arrabalera del Rayo Vallecano. Miles y miles de corredores anónimos y uniformados, como sus vidas, empeñados en demostrarse que en el martirio de la carne está la superación del espíritu. El último carnaval del año, es hora, una hora, apenas el tiempo que dura la carrera, de otorgarse la bula indispensable para alcanzar la estabilidad, el equilibrio, la serenidad en el ánimo y empezar con buen pie —¡mecachis, casi me doblo el tobillo pisando a ese gordo que se ha caído delante de mí en la cuesta de la Albufera!—  el prometedor año nuevo. Ese torrente azul, democrático, esforzado, sudoroso que va a dar a la mar del año nuevo, se llena de caudales de gentes medianas o chicas que desembocan en el campo del Rayo y suben después exhaustas al metro, al río subterráneo para retornar a la realidad de las vidas y reemprender el mismo camino del año que acaba. Porque el destino del ser humano es repetir, como Sísifo, la misma ascensión sin rumbo al vacío y descenso a los páramos de la mediocridad.

Caronte, no seas severo y ábrenos, una vez sólo, la puerta del paraíso el año 2023.  


Fotos de Terry Mangino


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