La principal arteria de Madrid acaba de lavarse la cara y ponerse guapa. Sus edificios son una antología de la arquitectura del siglo XX. Por sus algo más de mil trescientos metros de longitud se ha escrito la historia de la ciudad. En ella, la vida ocupa cada uno de sus rincones. El río de personas que transcurre a diario por su cauce es como un torrente inagotable de todos los ejemplares humanos que conforman la sociedad madrileña, posiblemente una de las más tolerantes y abiertas con el visitante, con el diferente. Cualquiera que la recorra percibirá una acogida amable, difícil de encontrar en cualquier otro rincón urbano. La Gran Vía tiene su razón de ser cuando se humaniza, cuando sus aceras se llenan de gente, de vida. ¡Arriba urbanita! A galoparla, a patearla. Corra vecino, forastero, visitante a disfrutarla antes de que algún consistorio populero la privatice y la venda a un fondo buitre que cobre un peaje por transitarla. Una calle pública de gestión privada, lo llamarían. Ya lo habrán pensado. Seguro.
El edificio Metrópolis pertenece a la calle Alcalá. El número 1 de la Gran Vía corresponde al edificio Grassy.
La Victoria alada que corona el Edificio Metrópolis se alzó al techo en 1977. Es obra de Federico Coullaut Valera.
El edificio Grassy, aquí comienza la Gran Vía.
El Bar Chicote es en sí mismo una leyenda dentro de la Gran Vía. Espías soviéticos del temible NKVD como Alexander Orlov, reporteros de guerra como Robert Capa, vendedores de penicilina adulterada, estraperlistas o grandes escritores como John Dos Passos o Hemingway se emborracharon en sus salones durante la Guerra Civil. También lo visitaron divos del celuloide como Charlton Heston o Ava Gardner durante los años 50 del siglo pasado. Sus magníficos salones son obra de Gutiérrez Soto y Martín Domínguez.
Desde La Telefónica Arturo Barea ejercía de censor de los partes informativos que los corresponsales de guerra acreditados en noviembre de 1936 enviaban desde el edificio. También emitía un programa de radio sobre las noticias bélicas llamado La voz desconocida. La tensión sufrida le costó un agotamiento nervioso y la baja en el servicio. Se exilió en 1938. El edificio es obra de Ignacio de Cárdenas Pastor (1898-1979), que permaneció varios años previamente en Nueva York trabajando con Louis S. Weeks, arquitecto de la ITT, la propietaria de la telefonía. Se inauguró en 1929 y fue por unos meses el rascacielos más alto de Europa, mide 89 m. La ubicación de Telefónica en una de las zonas más altas de la ciudad supuso que durante la Guerra Civil sirviera de blanco para la artillería de Franco, que bombardeaba la Gran Vía a diario. Cárdenas permaneció en el Madrid sitiado tomando notas de los desperfectos que los obuses Schneider 155 causaban en su edificio. Tuvo que exiliarse y aunque volvió a trabajar en Madrid su figura se vio sometida al silencio del régimen, que le impidió llegar a ser el gran arquitecto que prometían sus obras juveniles. Los impactos de metralla aún son visibles en la fachada.
Una imagen poco habitual de la Gran Vía vacía durante una prueba deportiva.
Sentada ciclista en la Gran Vía reclamando el uso de la bici como transporte urbano.
El Edificio Carrión es obra de Luis Martínez-Feduchi y Vicente Eced y Eced, construido entre los años 1931 y 1933.
Otra vista del Edificio Carrión, o Capitol.
La obra de Gutiérrez Soto es monumental y ecléctica. En Madrid hay decenas de edificios suyos. Este es el Cine Callao, obra de 1926.
Pulsando el ambiente de la calle desde un café con vistas al mar… del Callao.
Plaza del Callao, con el Cine Callao, de Luis Gutiérrez Soto y el Palacio de la Prensa, de Pedro Muguruza Otaño, que también dirigió varias reformas en el Museo del Prado. Muguruza fue director general de Arquitectura y procurador en Cortes durante el franquismo.
El edificio Adriática es obra de Luis Sainz de los Terreros, construido en 1928. Junto a él se encontraba el Hotel Florida (el actual anexo de El Corte Inglés), lugar donde se hospedaban los corresponsales de guerra durante la Guerra Civil española, entre ellos Hemingway. El edificio que ahora ocupa la FNAC albergó en su momento las Galerías Preciados. Es obra racionalista de Luis Gutiérrez Soto.
El tramo final de la Gran Vía conduce a la Plaza de España, donde se levantan los edificios emblemáticos de La Torre de Madrid y el Edificio España, obra de los arquitectos e ingenieros Otamendi Machímbarrena, de 1959. Actualmente están en proceso de rehabilitación y transformación.
En la acera de los pares, al final del último tramo se alza esta magnífica portada neoclásica.
El Maratón de 2018 a su paso por la Gran Vía.
Cruzar en patera el estrecho para encallar en la Gran Vía
La Gran Vía ocupada durante la jornada de reivindicación del Día de la mujer trabajadora, 8 de marzo de 2018,