Pascual Izquierdo

Alas.

Suave batir de alas.

Alas de ángel.

Se oye en los vestíbulos

el rumor del aire que se agita

en estas horas que preludian

nuevas palabras y lenguajes.

Una sombra se posa en el balcón

y, de acuerdo con lo escrito en los tratados,

anuncia la inminente

llegada de la luz.

Al oír el mensaje,

se turba la doncella

que ya lleva mucho tiempo esperando

la aparición de los prodigios

mientras la pericia del pincel plasma en el lienzo

esas líneas geométricas que otorgan

profundidad a las estancias.




Es un ángel quien llega.

Un amasijo de plumas y metales,

de suaves cromatismos, sutiles pinceladas

y apariciones anunciadas en los códices.

Un ángel cibernético,

que muestra en las pantallas

la llegada de las palabras salvadoras,

el próximo temblor de los celajes.