Agustina de Champourcin

«El tren de la historia no se toma en la estación de origen, se toma cuando pasa».

Figura política contradictoria, incómodo, tocapelotas para el régimen franquista, traidor y enemigo para sus antiguos cofrades falangistas a los que embarcó en su ideología nacionalsindicalista, que no comprenden su evolución ideológica y que se sienten decepcionados con su tránsito del fascismo a la socialdemocracia. “Yo era un joven fervoroso de ida, que se soñaba reformador del mundo”, dice de sí mismo Ridruejo, que se ve como un hombre que suscita rechazo: “Se opinó que yo no debería llegar vivo al frente, que debería ser de los primeros en caer”, escribe en sus “Cuadernos de Rusia”, a donde marcha, divisionario azul, a mitad de julio de 1941, quizás para redimirse ante sus camaradas por no pisar el frente como combatiente en la Guerra Civil. Analista perspicaz y metódico de la tristeza política y ruindad moral del aburrido Caudillo (“No teníamos contra Franco ningún prejuicio absoluto, pero de ningún modo lo considerábamos nuestro jefe”, escribe en su libro “Casi unas memorias”), que no sabe qué hacer con él; sospechoso de ser un topo para los exiliados republicanos, por más que él les tendiera sus brazos abiertos al diálogo; prosista prolijo, poeta épico y dolido, purgado, condenado, encarcelado, exiliado, multado, confinado, vilipendiado… y sobre todo amado, protegido, mimado y deseado carnalmente hasta el éxtasis por las mujeres.

Dionisio Ridruejo en su época de director general de Propaganda, de 1937 a 1941.

La vida de Ridruejo parece la de un corredor de obstáculos que fuera impregnando de fragancias revolucionarias los cenáculos literarios y políticos por donde declamaba sus meditaciones sociales, sus arrebatos filosóficos, todos los oyentes rendidos a sus palabras. Y Romeo facedor de besos enardecidos, devaneos, ilusiones y de calentones fogosos alterando los corazones femeninos a él entregados sin condiciones. De físico frágil y de salud delicada —“mi desnudo es el de un espectro: huesos y piel”, escribe en el frente ruso, el 9 de diciembre de 1941— siempre anduvo rodeado de mujeres. Su gineceo. Su madre (40 años más joven que su padre, este fallece cuando el cumple tres años), sus tres hermanas, sus ayas… todas le atendían con delicadeza; los encuentros en Madrid a los 22 años, 1935, en la calle Espalter, detrás del Museo del Prado, con Eve, la mujer del pintor Maurice Fromkes, con Marichu de la Mora, después con Gloria de Ros en Valladolid; su viaje al Hamburgo nazi (el primero a Alemania), 1937, acompañado, entre otros personajes, de Carmen de Icaza (hermana de Sonsoles, marquesa de Llanzol, musa de Balenciaga, sí, esa a la que la Collares prohibió su asistencia a los veraneos de La Granja), “una señora muy guapa” escribe sobre Carmen; o con Marichu Fresno, actriz, que le escribe cartas amistosa desde Cinecitta, Via Veneto, 146, 3º, Roma, el 14 de enero de 1940: “Leo tu libro muchas noches y es un buen sedante para el cansancio de todo el día. Hay cosas buenísimas, y te agradezco de verdad me haya servido de buena compañía en Roma”; o con la condesa Von de Podewils en Berlín, 1942, Hexe, la bruja, espía alemana de segunda clase después en Madrid a las órdenes del agregado en la embajada de ese país, el todopoderoso y enigmático Hans Lazar. O el viaje a la Italia fascista del Duce, en 1938, acompañado de Pilar Primo de Rivera, Carmen Werner —novieta romántica que fue, a ratos, de José Antonio— y de nuevo Carmen de Icaza. “El contacto femenino viriliza”, dice de sí mismo sin reparos. “Periquito entre ellas que me correspondió en la infancia y en la adolescencia”, se inicia como gallito cuando se aloja en Salamanca, en 1937, en una pensión dirigida por siete chicas de la Sección Femenina. Él, tan contento.

Un ejemplo. En la fecha de la carta que se trascribe a continuación, Ridruejo era el jefe nacional de Propaganda de Franco:

Falange Española Tradicionalista de las Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalistas

SECCIÓN FEMENINA DELEGACIÓN NACIONAL

Burgos 11 X 1938. III Año Triunfal

Camarada Dionisio Ridruejo

Estimado camarada: …porque expresas tu sentir español, que mamastes [sic.] en la mejor fuente: nuestro JOSE ANTONIO; porque prefieres la incomodidad de la vigilia a la comodidad de la tertulia burguesa, todos nosotros y con nosotros nuestros Caídos te queremos hoy más que nunca y te ratificamos que nos tienes de manera total a tus órdenes.-

[Firmado por 17 mujeres] María Luisa Ontiveros, Pepita Morales, Anita Moreno, Inés Santra (?), Lujralita (?) (ilegible), María Victoria de (ilegible), Felicitas Holiaz, Inés Primo de Rivera, Manolita Mouris, Blanca Rivas, Pilar G. Ontiveros, Lupe Manteolaz, María Antonia San Román, A. M. Hurtado de Mendoza, Mª Ángeles P. Sopeña, Angelita Ramos, Josefina López Ortiz

O esta otra de una seguidora que sin querer decir lo dice todo sobre la pasión que siente por Dionisio (caligrafía difícil de leer):

¡¡Arriba España!! Madrid 4-IV-40

Ridruejo: nuestro buen amigo Antonio Valencia me ha devuelto ayer el álbum que yo le había dado, para que en él me pusierais vuestras firmas, y en el que tú tan amable me has escrito el final de un soneto, que creeme [sic.] me ha entusiasmado, y aunque bien sé que el libro nada merece, las firmas de los que como tú representáis “y sois” las glorias de nuestra España, lo hacen tener un gran valor y estoy con él, francamente ilusionada. Perdona lo que esto te haya molestado, y con mil gracias te envío en mi saludo todo el afecto y simpatía, de amiga y camarada. Mariana M Aguirre

«Dionisio, que seas bueno. Ya sabes lo que te quiero decir. Quizás esta sea una buena ocasión para que pienses en otras cosas. La distancia, la guerra y la virtud procura que te hagan olvidar… Arriba España» le escribe Pilar Primo de Rivera el 27 de octubre de 1941, membrete oficial de la Sección Femenina, a su destino en la Bielorrusia nevada. Pilar Primo de Rivera, que desaprobaba su relación con Marichu de la Mora, casada y madre de tres hijos ya, señora de Chávarri, madre después del cineasta Jaime Chávarri, a la que conoció en casa del pintor americano Fromkes, en Madrid, al igual que a Zenobia Camprubí, o a José Antonio, o a Neruda, o a Luis Escobar, el marqués de Leguineche berlanguiano. Marichu, que le había escrito el 1 de octubre de 1941 a las Rusias nevadas que le echa de menos: «Para mi querido Ridruejín con un apretado abrazo. ¡Arriba España! Aurea».

Aurea, su musa con la que viajó desde Segovia a Valladolid el 29 de diciembre de 1936, hospedándose en el Hotel Isabel y Fernando, a la que escribe desde el frente ruso, 25 grados bajo cero, 30 de octubre de 1941:

«…como ahora tengo una Leika [sic., regalo del jefe de Prensa en el Ministerio de Propaganda, doctor Dietrich, que le lleva al frente el pronazi José Finat, entonces embajador de Franco en Berlín, que fuera después alcalde de Madrid. Primun vivere es su lema para sobrevivir en el infierno de las nieves] mis salidas al exterior adquieren una vaga fisonomía turística… Últimamente me he sentido muy humano pensando en ti…».O esta otra carta, 23 de noviembre de 1941, 30 grados bajo cero:

«…Gracias por tu delicadeza, por tu pasión, por tu ternura y por tu inteligencia. No sospechas siquiera en qué clase de ser te estás convirtiendo para mí. Te recuerda cada hora con todo el corazón. Dionisio».

Y a la que dedicó estos versos juveniles en Valladolid:

Loca y grave, con voz de primavera

la palabra en tus labios extrañada

citó al amor para su sed primera.

Y brotas de ti como una espada

desnuda, repentina, verdadera

como yo te vivía y te pensaba.

Recientemente se ha sabido (marzo de 2015) de una supuesta amante que requirió a su Excelencia interceder por la vida de su amado José Antonio. Una misteriosa señorita envió el 24 de noviembre de 1936 (José Antonio llevaba muerto ya cuatro días) una carta rogando por la vida del falangista:

«Mi general: Soy la novia de José Antonio Primo de Rivera. Prefiero darle esta explicación escueta, con la sobriedad que él ha impuesto a su Falange, porque creo que ella excluye comentarios de lo que está siendo para mí estos meses… las señas más seguras son: María Santos Kant. Sección Femenina de la Falange. Juan Bravo 6. Segovia».

Un ayudante de Franco respondió a la desconocida señorita:

“Salamanca el 1 de diciembre de 1936: El Sr GENERAL FRANCO me encarga manifieste a usted que recibió su carta del 24 actual referente al Sr. Primo de Rivera. El Sr. General no sabe directamente nada relativo a la suerte de dicho señor… Sintiendo no poderle dar mejores noticias, usted disponga de su affmo…”.

Y sí, efectivamente, aquella señorita desconocida no era sino Marichu de la Mora y Maura, nieta de Antonio Maura, y Aurea para Dionisio, la misma con la que emprendió el viaje romántico a Valladolid un mes después.

Marichu de la Mora

Ay, pero el amor es ciego y puede encontrarse, o perderse, en cualquier curva del camino. “Una señora encantadora de pelo castaño, preciosos ojos azules, cuerpo esbelto, con una conversación divertidísima que vino el día 14. Se llama Podewils y está empleada en la prensa extranjera” escribe en sus Cuadernos de Rusia, el 17 de enero de 1942, mientras se recupera en un hospital en Berlín de su salud quebrada. A la que seguirán requiebros y piropos de amante deslumbrado a su regreso del frente. Su corazón encendido no daba para más entre las nieves. Y Serrano Súñer le retorna a Madrid en abril de 1942, la Falange vive horas bajas:

«Salgo un par de noches con Hexe Podewils, que se divierte mucho con mis discursos y tiene unos ojos bastante eficaces». (31 de enero de 1942)

»Invito a Hexe a cenar en el hotel. De pronto me dice que soy el hombre con quien le gustaría vivir toda la vida… hubiera sido indecoroso no besarla apasionadamente al dejarla en su casa. (2 de febrero de 1942)

»Me he dedicado intensamente a Hexe, a quien encontré enferma a mi llegada… estaba guapísima… con su pecho adolescente bajo la leve seda rosa. No me fío mucho de amores que tienen tantas fronteras por medio, incluso dentro de mí mismo. (Berlín, abril de 1942)

»Ella ha estado tan amorosa, tan enternecida, convaleciendo en la cama y despertando con lentitud, tan acariciable y manual, tan niña y tentadora que no he tenido más remedio que dejarme llevar. (Berlín, 21 de abril de 1942)

Ridruejo continuará con Hexe (su hechicera) en su confinamiento en Ronda, donde le envía Paca la Culona, condenado por su carta trasgresora del 7 de julio de 1942. Allí llega el 16 de octubre y Hexe le visitará el 8 de noviembre, hospedados en el Hotel Reina Victoria, su nidito de amor, pasando con él una semana. Aún flaco y cadavérico, Ridruejín tenía fuerzas sobradas para el amor. La condesa Von Podewils, 27 años, tres más joven que Ridruejo, hablaba un castellano perfecto aprendido en Colombia y en ese momento se había divorciado y era madre de tres hijos.

Condesa de Von Podewils

Todo se sabe, y Pilar Primo de Rivera, que le trata como a un hermanito pequeño, le escribe unas líneas a Ronda, conocedora de sus lances:

«Voy a tratar de convencer a Lali [Ridruejo, su hermana] para que vaya a pasar las Pascuas contigo, y así te hará más llevadera esta semisoledad en que estás. Aunque me figuro no sé por qué, que ya debes haber buscado compañía… ¡Arriba España!» (Carta manuscrita, Madrid. 4 diciembre 1942)

En agosto de 1943 Hexe y Ridruejo pasan quince días en Arenys de Mar, Barcelona. Pero la relación se rompe el 21 de diciembre, divorciada ella era difícil contraer matrimonio en una España nacionalcatólica abrumada por la catequesis castrante de la Iglesia. Hexe quedará profundamente afectada y a pesar de sus escarceos amorosos con diferentes hombres, incluyendo actores de Hollywood o espías de la CIA, siempre recordará el fuego de Ridruejo. Hexe regresó al final de sus días a Ronda, quizá para rememorar aquel amor. Murió en Sotogrande, Cádiz, en 2009, a los 94 años. 

Y el 26 de junio de 1944 Ridruejo y Gloria de Ros contraen matrimonio en Llavaneras, Barcelona. Su viaje de bodas es a Ibiza, donde Ridruejo se entrevista con Hedilla, allí confinado. Sigue su disidencia y en ella continuará los ratos que no está en la cárcel o en el exilio. Quizás ya más atenuada su pasión amorosa juvenil, quizás atemperada por su activismo político. Ridruejo dijo adiós el 29 de junio de 1975, apenas tres meses antes de los cinco fusilamientos con los que puso el broche de sangre final a su dictadura el general Franco. Su corazón loco, de fiebre de amor herido, no pudo más.

FUENTES PRIMARIAS CONSULTADAS:

Correspondencia de Dionisio Ridruejo. Centro Documental de la Guerra Civil. Salamanca.

Biblioteca Nacional. Diario “Arriba” 1941-1942.

Biblioteca Regional de Madrid
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA Y RECOMENDADA:

Dionisio Ridruejo. Poesía. Selección de Luis Felipe Vivanco. Alianza. 1987

Mis conversaciones privadas con Franco. Francisco Franco Salgado-Araujo. Prólogo de Julio Gil Pecharromán. Planeta. Edición 2005

La Roja y la Falangista. Inmaculada de la Fuente. Editorial Planeta. 2006

Casi unas Memorias. Edición de Jordi Amat. 2007

No deseo ser inventado. Folleto de la exposición celebrada en Burgo de Osma en 2008.

Cuadernos de Rusia. Edición de Jordi Gracia. 2012

Ecos de Munich. RBA. Edición de Jorge M. Reverte y Jordi Gracia. 2012

Cartas íntimas desde el exilio. Edición de Jordi Gracia y Jordi Amat. 2012

Epistolario inédito de Dionisio Ridruejo. Jordi Gracia. Planeta. 2012

Revista de Soria. Nº 23. Otoño 2013

Vueltas sin regreso. Correspondencia con Max Aub. Domingo Ródenas. Instituto Cervantes. 2018

Perdedores. Ángel Aguado López. Edhasa-Castalia. 2018

ENLACES RELACIONADOS:

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