Ángel Aguado López (texto y fotos)

     La fotografía le salva de la tragedia a Enrique, el joven personaje en LA CAZA, interpretado por Emilio Gutiérrez Caba. Le salva porque dispara con su Polaroid clics que atrapan vida, mientras que los tres amigos (Alfredo Mayo, Ismael Merlo, José María Prada) se disparan entre ellos tiros de muerte. Carlos Saura, el cine, el dibujo, la fotografía, la escritura…

     «Empecé a los nueve años a fotografiar. Cada imagen tiene algo de magia, lo que se fotografía es ya el pasado inmediato, que se guarda en un papel para revisarlo quizás alguna vez. Si no está en papel la foto es una ausencia. Tiene algo de sagrado, de misterio, aquellos cuartos oscuros, la cubeta del revelador, la imagen que aparecía lentamente del blanco del papel como el latido de un corazón que cobraba vida…»

     Carlos Saura tiene el verbo fácil y abundante. Es un señor de palabra, habla de sus fotógrafos favoritos y de sus cámaras y de su novela, AUSENCIAS en el Rastro madrileño donde hizo sus primeros reportajes, en Fotocasión, la catedral de José Luis Mur, también fotógrafo y coleccionista de artilugios maravillosos, los aparatos fotográficos. «Ansel Adams: sus desiertos, su Linhof de 13X18. Diane Arbus: sus locos, sus psiquiátricos, su Rolleiflex 6X6. Erich Salomon: sus dandis y su Ermanox f 1:1.8. Weegee: sus fotos nocturnas de crímenes callejeros publicadas en The New York Times, su Speed Graphic 6X9. Edward Weston: los desnudos más bonitos que se han hecho nunca, de Tina Modotti en el desierto de Mojave, la revolución mexicana, la Linhof Technica 4X5».

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Carlos Saura con una cámara Ermanox, objetivo 50 mm,  f 1:1.8, igual que la que empleaba Erich Salomon en 1928.

    Saura es fotógrafo, ama esos antiguos aparatos que una vez dibujaron con la luz, tiene decenas y todos funcionan. Ahora los dibuja al carboncillo, con lápices de colores, láminas de cámaras que ilustran sus libros. Familia de artistas, de pintores, los Saura. «La fotografía cambió la cultura cuando nació, los Impresionistas nacieron con la fotografía, gracias a ella pintan de otra manera, la fotografía les dio nuevos puntos de vista, nuevos argumentos, personajes salidos de la albúmina y de la hidroquinona, de Daguerre, de Nadar. Aquellos fotógrafos clásicos eran artesanos, artistas que cuidaban el detalle, los fondos, la composición, la luz, la expresión de los retratados. Están desapareciendo, ya casi no quedan. La fotografía es lo que está uniendo ahora a la gente a través de las redes sociales. Nos ha engullido la era digital, nos ha cambiado la forma de mirar. Sí, hay que estar a favor de los avances tecnológicos, aunque haya una invasión de imágenes de usar y tirar. Una banalización, para qué tantas».

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La Leica, dibujo de Carlos Saura

    Y habla Saura de su infancia pasada entre Madrid, Valencia y Barcelona, su periplo republicano en una España en guerra. De su familia “tan carca” que le hacía ir a misa los domingos “y allí me desmayaba”. De su madre pianista, que no quiso someter al suplicio del estudio perenne del pentagrama a sus hijos, pero de la que heredó el amor a la música, gracias a la cual conoció a Zubin Metha («portentoso oído») y ha hecho catorce películas musicales. Habla de su juvenil adscripción darwiniana.

—¿De verdad cree usted que el hombre desciende del mono, señor Saura? —le preguntaba su profe de religión.

—Y de mucho más allá —le respondía al cura un joven y rebelde alumno que llenaba de dibujos los cuadernos escolares.

    Y habla Carlos Saura de cine, de la fotografía en el cine. «BLOW UP, de Antonioni. No me gusta nada, es muy pretenciosa, una película de aquel momento yeyé. Prefiero el cuento de Cortázar. EL OJO PUBLICO, la vida de Weegees, llena de acción, romántica, el fotógrafo, el reportero de sucesos como héroe popular. EL PADRINO, la temática más inmoral que se ha hecho nunca, un personaje nefasto para la humanidad, ese gansterismo, la mafia, la corruptela de la tribu, el Mediterráneo es la madre de las mafias, la mama dominante que protege a sus hijos. Y sin embargo nos seduce, nos enamora el personaje de Michael Corleone, a pesar de ser un canalla, de representar lo peor del ser humano: Caín».

    Y habla de la España mágica tanto como de fotografía. Y defiende su descubrimiento interior, su conocimiento por todos aquellos españoles que prefieren viajar allende las fronteras olvidándola. Y habla de la ignorancia, de la estulticia de sus dirigentes: «España es un país donde la cultura parece que no existe para los políticos».

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Saura con su Speed Graphic 6X9, el mismo modelo que usaba Weegees en 1938.

Y habla de Cine y Fotografía. «Vittorio Storaro. He hecho con él al menos cuatro películas. Admiro lo bien que ilumina, rápidamente. Hace lo que le parece, nunca me entrometo en sus decisiones». Directores y productores: Elías Querejeta, Emiliano Piedra, Andrés Vicente Gómez… «Ningún productor se ha inmiscuido nunca en ninguna de mis películas. Si acaso me han sugerido algunas ideas que hemos discutido… algunos productores son, en el fondo, directores frustrados. Le pasaba a Querejeta, buscaba directores para hacer el cine que él no hizo».

    Y habla también de Libros, de su novela: «Escribo para divertirme, una novela son imágenes hechas palabras. Mis guiones son novelas. En un relato se puede cambiar lo que no te gusta. En el cine no, tienes que jugar con lo que has rodado. En el cine todo es mentira, ni siquiera los documentales se salvan, todo está inventado, incluso los actores que interpretan un papel son falsos. AUSENCIAS la escribí hace tiempo, estaba en el cajón y los amigos me convencieron para publicarla. AUSENCIAS es un laberinto entre la realidad y la ficción. El duermevela, el estado perfecto del ser humano, mis mejores ideas cinematográficas me han venido en duermevela, el hilo de Ariadna que enreda la vida, la imaginación hace transcendente la realidad. Admiro a Borges, El Aleph. Estamos hechos de montones de cosas que giran, que se entrecruzan. Mi novela es eso, un camino, una espiral, le Grand Mal et le petit Mal».

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AUSENCIAS

350 páginas

Edición limitada al cuidado de Antonio Fernández Ferrer

Con 27 láminas dibujadas, numeradas y firmadas por Carlos Saura

Diseño Laura Casalis (Franco Maria Ricci Editore)

Coordinación editorial: Emilio Pascual

http://www.oporteteditores.com/