Texto de Teodosia Gandarias. Fotos de Terry Mangino

La noche y el día. Alfa y omega. Principio o final. El huevo o la gallina. Qué fue primero: ¿la marcha Radeztky del concierto vienés o la carrera nocturna vallecana? Antes o después. Todo es variable. Pueden distanciarse doce meses o apenas unas horas. La felicidad o la desdicha que arranca de cada comportamiento humano. Nuestras vidas son los ríos que van a dar a la mar… allá van los ríos caudales, allí los otros medianos y más chicos y llegados son iguales… La laguna Estigia, Caronte aguarda para llevarnos al Hades o a los Campos Elíseos, el óbolo, tributo adherido al paladar de nuestros deseos. La travesía de los corredores, miles, gordos, flacos, penitentes, aplicados pataleando disciplinados por la aristocrática madrileña calle Serrano en busca del tiempo perdido. La Ilíada, Penélope preparando en la cocina la cena de fin de año. Del todo poderoso Bernabeu de estructuras galácticas a la choza lumpemproletaria y humilde del campo del Rayo, el rico y el pobre. El Ramiro y el Magariños, la Residencia de Estudiantes, la calle doctor Arce, donde vivía Ava Gardner, el lujo de Gucci, de Emporio Armani, de Louis Vuitton, de Salvatore Ferragato, de Loewe… la residencia del embajador de la Republique Française, la poderosa embajada de los United States of America, ese pijerío inasequible y guapo que mira con indiferencia, casi con sorna al atleta de ocasión… y allí, al final del túnel, nueve mil patadas más sobre el asfalto del Aqueronte, al otro lado del mundo la cuesta interminable de la avenida de la Albufera, Vallecas: Colchonerías Paco, Salones Lupita, pura Lima en sus platos, Payaso Fofó, Whang Cheng, lollitos de plimavela.  Cerbero vigilante decide dónde van las almas. Ved de cuán poco valor son las cosas tras que andamos y corremos, que en este mundo traidor aun primero que muramos las perdemos. De ellas deshace la edad, de ellas casos desastrados que acaecen, de ellas, por su calidad, en los más altos estados desfallecen. La catarsis. Memento mori.