Gabriel de Araceli

     Andrés Vázquez de Sola tiene 91 años. O 19, no me queda muy claro cuando le oigo hablar. Granaíno él y ciudadano del mundo. Tuvo que salir por pies durante el franquismo porque resultaba incómodo para el régimen y podía haber terminado en Carabanchel, algo bastante más incómodo, sobre todo para él. Cuenta que fue el padre de Forges el que le avisó de que se pirara, que le iban a detener. Se instaló en París, en la Avenue Kleber, al lado del escondrijo de los amiguetes de Federico Sánchez. Pero el mismo 21 de noviembre de 1975 cogió el tren y se plantó en Madrid, con la lucecita de El Pardo aún de cuerpo presente porque quería darse un hartazgo de alegría y respirar el aire limpio de la mañana de libertades que se anunciaba. Fue editor-periodista-dibujante-propietario de “Le Canard Enchainé”, donde levantaba informaciones molestas al gobierno de Giscard d’Estaing y publicaba viñetas irreverentes del Vaticano.

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     43 años después resulta que el aire limpio y aquellas esperanzas de cambio se han pervertido de aromas de revanchismo, que lo de comulgar con ruedas de molino es ahora algo cotidiano y que sus viñetas siguen siendo irreverentes para los seguidores de la gran multinacional romana. vazquez_sola1 001Tanto que teme que cualquier asociación de abogados cristianos le meta una denuncia por decir que de los 17 prepucios (el niño Jesús era un judío y le circuncidaron) que existen en Hispania de Jesulín de Nazaret alguno debe ser falso, porque el Jesusín no podía tener 17 cipotes, o ¿sí? Pero Vázquez de Sola no se amilana y acaba de publicar un libro —“Vida y milagros de Jesulín de Nazaret”— en el que se ríe felizmente de los apócrifos cristianos que han transformado en ortodoxia los disparates de la tradición creyente. Esa religión elevada a oficial en las poltronas del ejecutivo cuyas mujeres asisten a representaciones de Estado con peineta y mantilla y ministros que son novios de la muerte.vazquez_sola2 001.jpg

   Andrés Vázquez de Sola es un contumaz. En el fondo lo que quiere es que algún comando cristiano le denuncie por desacato evangélico. Seguro que entonces sus libros se transformarán en éxitos editoriales, porque la alegría ya la pone él con sus palabras. María de los Dolores ruega por nosotros y por Jesulín de Nazaret.


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Vida y milagros de Jesulín de Nazaret

Oportet Editores