Gabriel de Araceli
UN BLOOMSDAY iniciático sirve como excusa para el viaje que tres amigos realizan por la verde Irlanda glosando el que Leopold Bloom hiciera el 16 de junio de 1904 por Dublin. Bloom es el protagonista de Ulises, esa novela críptica que James Joyce escribió tras su encuentro sicalíptico con Nora Barnacle en aquella fecha. Trío Irlandés es un viaje, la excusa ideal para desahogarse de las penas y desvelar los secretos que las prisas de la relación cotidiana nos cargan en la conciencia. Un púdico menage à trois de pláticas desnudas de tres caballeros lejos de sus ambientes, de sus mujeres, de las miradas del entorno cerrado de su día a día. «La sociedad funcionaría mejor si estuviera formada por tríos en lugar de parejas» declara gallardamente uno de los protagonistas.

Esta es la premisa que rige el libro: Viajar, andar para depurar el alma de los fantasmas habituales, caminar como excusa para expeler las afecciones que la vida nos provoca en cada recodo, apagar a zancadas los rescoldos que el fuego de la pasión nos deja en el brasero de la existencia, moverse es practicar la catarsis, liberar el espíritu de todos los lastres que lo obstruyen.
Trío Irlandés es un libro de viajes, puede enmarcarse en la larga tradición literaria castellana que convierte al camino en protagonista. “El Quijote”; “La ruta de don Quijote”, de Azorín; “Viaje a la Alcarria”, de Cela; “El camino”, de Delibes, “El peregrino”, de Torbado; “El camino más corto”, de Leguineche; “Milenium”, de Vázquez Montalbán, etc., son obras en las que los protagonistas se enfrentan a los imprevistos que un itinerario desconocido les plantea cada jornada. Quizás en Trío Irlandés prime la intimidad, las conversaciones libertinas, tal vez florentinas que los protagonistas se cuentan, las reflexiones filosóficas sobre la obra de Ludwig Wittgenstein, los recuerdos de una juventud alojada entre las oquedades de las amantes que se aleja y el paso desbocado hacia la madurez, esa fase en la que nos vemos claramente en la antesala de la nada. «Siempre necesité a los demás para no oírme a mí mismo, para envolver los silencios y no cortarme con sus aristas» confiesa uno de los protagonistas. Todo a golpe de zapatos, de recorridos imprevistos por paisajes verdes de lágrimas del alma. «La ciudad hay que conocerla por los pies», dice uno de los protagonistas. Y todo al amparo de la “triple E: ética, estética y etanol”. Ese estado fronterizo entre el nirvana y la Casa de Socorro que se consigue armonizando las conversaciones alrededor de varias pintas de cerveza Guinness, el símbolo más conocido de la Irish Republic. Incluso cabe en el relato una reflexión sobre los poetas y novelistas malditos, sobre la moral que rige la industria editorial, la concesión de sus premios y sobre la fauna que habita en los renglones torcidos y excluidos de los desheredados que no acceden a ellos.

Juan Fernández Sánchez piensa que sus apellidos quizás no sean muy novelescos. Que llamarse don Ramón María del Valle Inclán o John Dos Passos o Simone de Beauvoir abren inmediatamente las puertas de los lectores más reacios a los libros, al descubrimiento de lo nuevo. Se equivoca porque su prosa está escrita con la experiencia que su extenso conocimiento librero le ha proporcionado a lo largo de su viaje introspectivo por la geografía de sus amoríos, a lo largo de su navegar por un océano de volúmenes, cartapacios y papeles, en sus varias décadas de enseñanza como profesor de alumnos antropófagos, en sus incontables cuadernos salpicados de anotaciones amanuenses, en sus horas y horas de lectura y reescritura. Sus novelas están salpicadas con las reflexiones de los sabios y la sapiencia de los pícaros. Trío Irlandés se desliza por los recovecos filosóficos del pensamiento ilustrado y por los guiños taberneros de la jerga popular. Así que no extraña que Juan Fernández Sánchez obtuviera el Premio Tiflos de Novela 2018 por su obra “La silla vacía”, editada por Edhasa Castalia. Una novela que conjuga el savoir faire con las vergüenzas íntimas de aquellos exquisitos existencialistas parisinos que no veían con buenos ojos que a Camus le dieran el Nobel. Y no ha sido el único premio en su carrera. Trío Irlandés está editado por Editora Regional de Extremadura.
Pub, bares, qué lugares tan gratos para conversar. No hay como leer Trío Irlandés en un bar.

IRISH REPUBLIC
Fotos de Terry Mangino
Excelente crónica. Ardo en deseos de comenzar la lectura de estos aventureros.
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