Alfredo Fernández Alameda

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Oigo, patria, tu aflicción,

y escucho el triste concierto

que forman tocando a muerto,

epidemia y confusión;

más allá de esta canción,

veo el vuelo de rapaces,

que como buitres voraces,

se lanzan al estropicio

en su propio beneficio,

en lugar de hacer las paces.

 

Miserable condición

exhiben con indecencia,

pues piensan, en su demencia,

que a más muertos más razón;

no encontrarán el perdón,

estos viles carroñeros,

políticos torticeros,

sin vergüenza, desleales,

—los casados o abascales—

por infames y trileros.

 

Doquiera la mente mía

sus alas rápida lleva:

Alemania, Dinamarca, Taiwan, Finlandia, Noruega…

lugares de ensoñación

donde el alma se sosiega

trabajando alalimón.

 

En España, los barandas,

ignorantes y felones,

despreciando ¡por cojones!

a Islandia o Nueva Zelanda,

siguen armando follones,

y así nuestro mal se agranda.

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        El ingenioso Vate de Torrelodones siempre nos sorprende con algún parto de su copioso ingenio. En este caso, con dos décimas de ascendencia bernardolopezgarcianas (aunque no necesitaba irse tan lejos, teniendo por vecino a don Ricardo León), una sextilla final con ecos gauchos, y una estrofa intermedia de su exclusiva invención, que daremos en llamar torrelodosina, por homenaje a su inventor como se dice que la espinela lo lleva por el suyo.

    Su estructura es la siguiente, para su inclusión en los futuros manuales de preceptiva literaria:

    «Estrofa de seis versos —que podrían ser siete por lo que luego se verá—, de los cuales cinco son octosílabos y el tercero hexadecasílabo con hemistiquio. Su rima es a, b, B, C, B, C, de los cuales el primero es un octosílabo suelto, el segundo rima en asonante con el tercero y el quinto, y el cuarto y el sexto en consonante agudo».

    He dicho que «podrían ser siete». En efecto, a la torrelodosina cabría convertirla en una estrofa de siete versos octosilábicos si el tercero lo dividimos en dos como los mandamientos de la Ley mosaica. En este caso la rima sería la siguiente: a, b, c, B, D, B, D, de los cuales el primero y el tercero serían octosílabos sueltos, el segundo rimaría en asonante con el cuarto y el sexto, y el quinto y el séptimo en consonante agudo. Dada la complejidad de esta estructura, creemos que es preferible denominar torrelodosina a la primera versión, que aun así sospechamos que no está al alcance de cualquiera.

EP

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