Gabriel de Araceli (Fotos y textos)

De sus casi 92 años, Justo Gallego lleva 45 construyendo una catedral en unos terrenos de su propiedad en su pueblo, Mejorada del Campo, cerca de Madrid. Quiso «dedicar su vida al Creador» e ingresó con 27 años en el Monasterio de Santa María de la Huerta, en Soria. Pero adolecía de tuberculosis y fue expulsado del mismo. Ferviente cristiano, Justo decidió en 1975 construir «una obra que ofrecer a Dios».  Y ahí está: la catedral de Nuestra Señora del Pilar. Una obra inmensa que deja perplejo al visitante por su tamaño descomunal, un proyecto edificado solo por un hombre que no es arquitecto y que tiene una instrucción básica, inspirado en «el Evangelio de Cristo».  No existe fecha prevista para su finalización. «Me limito a ofrecer al Señor cada día de trabajo que Él quiera concederme y a sentirme feliz con lo ya alcanzado».

No cuenta con ninguna ayuda oficial, por no tener no tiene ni licencia municipal de obras, es una construcción alegal, está en el limbo jurídico, sale adelante por la caridad ajena, gracias a las aportaciones y limosnas que hacen los que se acercan a ver la catedral. Justo apenas oye, no permite que se le hagan fotos pero invita al que se acerca a que visite y fotografíe su templo.

_DSC6590_webTampoco Justo se diferencia mucho del espíritu que llevó a san Francisco de Asis a levantar su templo, o a cualquiera de los eremitas que levantaron monasterios similares a lo largo de la Edad Media. Nadie diría que Justo Gallego no participa de la misma fe que llevó a Gaudí a levantar la Sagrada Familia, o el Parque Güell. Es un san Jerónimo a caballo entre los siglos XX y XXI. Quizás por eso los vecinos de Mejorada del Campo se sienten orgullosos de Justo y de ese proyecto de catedral y las visitas al mismo empiezan a ser numerosas y el pequeño pueblo de Mejorada es conocido en el mundo mundial. Más aún desde que, nada más y nada menos que The New York Times publicara en el mes de abril pasado un reportaje sobre la catedral de Justo.

 

A poco menos de doce Km de Mejorada, en Loeches, se encuentra el Monasterio de la Inmaculada Concepción. El panteón de la Casa de Alba, idéntico al panteón real de San Lorenzo del Escorial. En él están enterrados los duques de Alba, la última en entrar ha sido Cayetana de Alba. Un detalle, Jesús Aguirre y Ortiz de Zárate, «El Magnífico«, nació en 1934, sin embargo, en su suntuoso sepulcro de Loeches, a la izquierda de Cayetana, está escrito que nació en 1937. Vanitas vanitatum.

Posiblemente, el tiempo iguale el valor de ambas construcciones así en la tierra como en el cielo.

«Pronto dirán de vosotros lo que decís ahora de nosotros: !murieron!»

 

 

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