El 19 de marzo y el 2 de mayo. Benito Pérez Galdós
Fotos de Terry Mangino
Fusilamientos del 3 de mayo. 1814. Goya
Goya. 1826. Vicente López Porteña. Museo del Prado.
…la pólvora y las balas. Yo me estremecía al sentir los cañonazos; y si a veces me ocultaba en la alcoba, poniéndome a rezar, otras podía tanto la curiosidad, que sin pensar en el peligro me asomaba a la ventana para ver todo. ¡Qué espanto! Humo, mucho humo, brazos levantados, algunos hombres tendidos en el suelo y cubiertos de sangre y por todos lados el resplandor de esos grandes cuchillos que llevan en los fusiles.
La multitud es un río, cuyo nivel no puede subir cuando recibe el caudal de otro río, y tiene que acomodarse juntando carne con carne y hueso con hueso, hasta que desaparece la personalidad humana en el informe conjunto. Esto pasó cuando los franceses penetraron en la estrecha plaza, y una tempestad de silbidos, reconvenciones e insultos fue la primera manifestación del pueblo español contra los invasores. Entre tanto el desconcierto crecía, la sofocación iba en aumento.Percibía vagamente figuras y formas de esas que no pertenecen al mundo visible, ni a la humanidad, ni a la fama ni a la flora, ni al cielo ni a la tierra, sino a cierta misteriosa geología, a yacimientos que contradicen todas las leyes de la estática y la dinámica; percibía una fantástica y continuada concatenación de colores geométricos que se enredaban en mi cuerpo como culebras y en aquellas trasmutación de lo físico y lo moral, se verifica el fenómeno de que un color me dolía y un objeto semejante a una espada, a un cangrejo o a una arpa pronunciaba palabras incomprensibles.…¡Y los chicos más desarrapados se aventuraban entre los pies de las cabalgaduras para golpearle, y las mujeres le arrojaban el fango de las calles, menos repugnante que las exclamaciones de los hombres, y estos no disparaban sus escopetas por temor de herir a los soldados!Veíanse muchos hombres envueltos en mantas, con sombreros manchegos y abarcas de cuero, otros tantos cuyas cabezas negras y redondas adornaba un pingajo enrollado, última gradación de turbante oriental; otros muchos calzados con la silenciosa alpargata, es pie de gato que tan bien cuadra al ladrón; muchos con chalecos botonados de moneditas, se ceñían la faja morada, que parece el último girón de la bandera de las comunidades…
Latiendo, pum, pum, pum ¡el corazón de Madrid con sus gentes sigue bombeando! La vida continúa aún con el recuerdo de episodios históricos terribles, siempre la lucha de los valientes, del pueblo…
Este otro episodio en el que ahora sufrimos fusilamientos con cargas de coronavirus, OJALÁ, lo dice el cartel, pronto sea historia pasada, superada.
Latiendo, pum, pum, pum ¡el corazón de Madrid con sus gentes sigue bombeando! La vida continúa aún con el recuerdo de episodios históricos terribles, siempre la lucha de los valientes, del pueblo…
Este otro episodio en el que ahora sufrimos fusilamientos con cargas de coronavirus, OJALÁ, lo dice el cartel, pronto sea historia pasada, superada.
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