En apenas tres semanas los cernícalos primilla han ganado peso y tamaño. El plumón blanco que tenían al nacer se ha cambiado por el marrón que tendrán poco a poco de adultos. Su primera necesidad es comer y se disputan entre ellos la zampa que les traen los padres. El mundo es un lugar difícil para andarse con melindres. La lucha por la supervivencia se da desde el primer día. Sobreviven los fuertes.
Vídeo e imágenes Simón Pérez, Santander, junio de 2016.
Así eran cuando nacieron:
Pingback: Los cernícalos primilla de domingo | Escaparate ignorado
¡Oh! Qué tierno y emocionante todo el proceso. La referencia a que sólo sobreviven los fuertes le resta algo de alegría al espectáculo ¿no?. La naturaleza dicen que es sabia; en la vida, que nos ha tocado vivir, esta selección de la especie tiene mucho discurso.
Me gustaMe gusta