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Fotos y palabras de Terry Mangino

Correr, correr, correr, patalear sobre el duro pavimento durante 42 km y 195 m. ¿Para qué tanto? ¿Para qué ese sufrimiento infinito, esa autocondena, ese agotamiento extenuante? Tal vez sea una terapia contra los miedos interiores, una huida hacia adelante, una búsqueda del equilibrio a través del sufrimiento, en la agonía del cuerpo está la superación del espíritu, lanceamos el dragón interior a través de las zancadas, llega la META, huele a victoria sobre uno mismo. 40.000 atletas callejeros inundando las calles de Madrid el domingo 28 de abril, Filípides empeñados en proclamarse la buena nueva del triunfo, llegué, vi, me vencí, mañana volveré a la ruda rutina extenuante, pero hoy me he laureado entre la Puerta del Sol, la Casa de Campo y el Paseo del Prado, soy protagonista, he subido al pódium de las estrellas, tal vez envidiado por esos peatones que me animan, el cansancio inundando mis venas, mi corazón resonando de buenas nuevas, mis piernas zaheridas de lactatos y calambres, pero llegué a Atenas, has triunfado chaval, hoy te has alzado sobre el Olimpo, te has cubierto con el manto de la gloria, te has ganado a ti mismo.