PERDEDORES (Fragmento)

Gabriel de Araceli

      El fragmento siguiente forma parte del cuento Arroz con Frijoles, uno de los que conforma a su vez el tríptico PERDEDORES, Premio TIFLOS 2017 de narrativa, editado por EDHASA-CASTALIA que está a la venta en las librerías de toda España.

SECUENCIA 3. INTERIOR, DÍA (En la bóveda celeste)

CARMEN POLO (Dirigiéndose a Fidel. Se mesa las perlas de su collar de tres vueltas)

Mi comandante, le tengo dicho que no le regale más habanos. Mi Paco es hombre que ni fuma ni bebe, ni le interesa más mujer que yo, siempre entregado a la noble tarea de construir el edificio para que en su España se transite por la honestidad y por las cumbres del honor y del privilegio de saberse vencedora del comunismo, clarín de Occidente y faro del cristianismo.

 

FRANCO (Resignado)

Pero mujer, el Comandante sólo quiere tener un gesto de amistad entre dos países que comparten la misma historia…

 

CARMEN POLO

¡Tú te callas!, Paco. No te metas cuando hablan las mujeres, que lo tuyo es otra cosa. Los cuarteles, que aún me acuerdo de cómo te pusiste cuando lo de aquella película de Juanita Reina, La Lola… ¡no sé qué!, qué vergüenza, que parecías como un chiquillo, bailando en El Pardo con la música del Cara al sol, como si aquello fuera una fiesta, y todo porque te invitaron al estreno, en la Gran Vía, bueno en la calle de José Antonio. Pobrecito ese muchacho, con lo guapo que era. Qué hubiera pensado si llega a saber que bailabas su canción abrazado al pecado de la carne pensando en Juanita Reina. Menos mal que me puse seria y no fuiste. ¡Qué hubiera pensado su eminencia Pla y Deniel!

 

FIDEL CASTRO

Deje usté, señora mía y de Meirás, que el general se expanda con alguna alegría, que es muy dura la tarea de un gobernante, todo el día dando órdenes, que si a este lo encierras, que si a este lo matas, que si a ese lo desapareces, que si a ese le conmutas la pena por la siguiente de menor grado, que si ENTERADO, que si procédase, que a ese le pones en vigilancia, que si al otro en prevención, que si a ese le requisamos su hacienda… ¿Qué malo hay en mirar a una mujer o en fumarse un habano de cuando en cuando?, un regalo de Cuba, de un camarada a otro camarada, de hermano a hermano, para el general que más ha fustigado al enemigo para honra de la patria.

 

FRANCO

Tiene razón el comandante, Carmen, que lo mío con Juanita Reina sólo fueron unas risas aquel verano en La Granja. ¡Aquellas señoras, Paquita Rica, la Lola Flores, Carmen Sevilla, Juanita Reina…!

 

CARMEN POLO (Con energía)

¡Tú te callas!, Paco. ¡Y usté también, comandante! Sí, sí, ¡unas risas! ¡Hay que ver cómo sois los hombres! ¡Si parecías un chiquillo! Como el crápula ese de Serrano, mi cuñado. Mira que tener una hija por ahí, escondida. ¡Y con una marquesa! No sé cómo se lo tolera Zita. Porque tiene un corazón de oro, que si no… Ahora, eso sí, por El Pardo que no aparezcan más. Lo siento por Zita, pero ni ella, la pobre, ni su marido, el infiel de Ramón, que no los invites más a tus recepciones. Ni a Juanita Reina, Paco, ni a Juanita Reina, ni a ninguna de esas folklóricas, esas… ¡pelanduscas!

[Le dirige una mirada furibunda al caudillo]

 

Fidel se enciende un Cohíba de Vuelta Abajo y da una chupada extensa llenándolo todo de humo, mientras que Franco asiente las palabras de su mujer y mira al suelo resignado. Aunque realmente están en una nube, como en un cielo, como en una caverna gélida, en el panteón del Valle de los Caídos. Carmen Polo los mira con ira mientras se mesa las perlas de su collar de tres vueltas.

FUNDE EN AZUL

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PREMIOS TIFLOS DE NARRATIVA 2017

 

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