El sexo con los ángeles

pulmones, murió con apenas 26 años. —Franz Schubert fue el ángel caído. Amigo de las juergas, libertino, siempre de flor en flor libando los amores cortesanos. Sífilis, nada más y nada menos. La palmó con treintaiún años. Entonces era una enfermedad vergonzosa. La muerte y la doncella. Siempre que la escucho me impresiona. —¿Más que Marién? —No, la Marién me ponía más. Era un ángel negro, un ángel malo. —Yo vi el otro día un ángel blanco, en la manifa de las tías, en Gran Vía. —¡No jodas! ¿Tú solo? Estaba llena de ángeles. Aunque algunas parecían demonios. Mucho peligro. —No, este era un ángel bueno. En Callao. Nos miramos un momento. Hazme una foto y te daré un beso, me dijo. —¡Con el coronavirus! —Se la hice. Dónde te la mando. Y me dio un teléfono. Se la envié. A las diez me espera en Callao, donde la foto. Tengo que dejarte —nos cepillamos los orujazos de un trago. —Ten cuidado. A veces los ángeles se convierten en demonios. Mira mi mujer. —¡Hasta la victoria siempre! —le dije y me fui. Quién sabe, llevaba en la mano un ramito

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